En el marco del Día Internacional de los Parques Nacionales, Panamá resaltó la importancia de sus 18 áreas protegidas, que abarcan más de 1.5 millones de hectáreas dedicadas a la conservación.
“Las áreas protegidas tienen un papel vital para la conservación de la biodiversidad nacional, contribuyendo al bienestar de las comunidades locales que dependen de estos territorios para su forma de vida”, afirmó Tomás Fernández, director de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE).
Patrimonio natural y cultural reconocido por la UNESCO
Los parques Darién, Coiba y La Amistad son reconocidos como Sitios de Patrimonio Mundial Natural, mientras que Portobelo y San Lorenzo ostentan la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad, de acuerdo con la UNESCO.
Asimismo, el Parque Nacional Chagres asegura el agua para el consumo de las provincias de Panamá, Colón y Panamá Oeste, además de garantizar el funcionamiento del Canal de Panamá, uno de los principales motores de la economía nacional.
Turismo sostenible y protección comunitaria
Los parques nacionales reciben anualmente miles de visitantes interesados en actividades de ecoturismo, como senderismo, observación de fauna, buceo y turismo cultural. Actualmente, se realizan estudios para valorar su potencial turístico en áreas como Soberanía, Campana, Sarigua y San Lorenzo.
Además de su atractivo turístico, estas áreas naturales actúan como barreras de protección ante fenómenos climáticos severos, forman parte de cuencas hidrográficas y sirven como espacios para la investigación científica y la educación ambiental.
MiAMBIENTE desarrolla proyectos que integran la protección ambiental con beneficios sociales y económicos. Entre ellos se encuentra el Proyecto Desarrollo Rural Sostenible y Conservación de la Biodiversidad (BIORURAL), con incidencia en parques como Santa Fe, Campana, Volcán Barú, Omar Torrijos Herrera, San San Pond Sak y Bastimentos.
Estas acciones consolidan a los parques nacionales como activos estratégicos para el desarrollo sostenible de Panamá, no solo por su valor ecológico, sino también como motores de turismo, investigación y bienestar comunitario.