Durante su reflexión dominical, el arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa, se refirió a la situación actual del país, marcada –según dijo– por una mezcla de decepción y esperanza.
El arzobispo hizo un llamado a reconocer cómo la corrupción y la falta de visión han afectado a generaciones enteras: “Sí, es cierto: nos han robado muchas cosas. Nos han robado la transparencia de los procesos, la confianza en las instituciones, la seguridad de un porvenir digno”.
A pesar de este panorama, Monseñor Ulloa aseguró que la fortaleza del pueblo permanece intacta en sus valores. “Hay algo que no han podido robarnos: la fuerza espiritual y moral de nuestro pueblo. El corazón panameño sigue palpitando con valores que resisten cualquier crisis”, expresó, al destacar la solidaridad, la honradez, la fe y el amor a la tierra como pilares que sostienen al país.
“Aunque haya decepción, no hay derrota. Aunque haya desencanto, permanece viva la esperanza. Nuestra tarea es entrar por la puerta estrecha de la esperanza”, agregó.
Un llamado a la justicia y a la unión
El arzobispo recordó que el camino hacia un país mejor requiere compromiso y firmeza en los valores: “Esa puerta es la fidelidad al amor de Dios, vivido en gestos concretos. Es no claudicar en la lucha por la justicia, es no perder la fe en nuestro pueblo, es no dejarse robar la alegría ni la esperanza”.
Finalmente, concluyó con un mensaje de unidad: “Nos podrán robar muchas cosas, pero jamás la esperanza en un Panamá nuevo. Ese Panamá nacerá de la fuerza de nuestro pueblo, de la unión de nuestras comunidades y de la fe que sostiene nuestras luchas”.