Más que concentrarse en números, la economía es una ciencia social que anticipa comportamientos, conductas bajo circunstancias a veces inesperadas. ¿Cómo o por qué crecemos económicamente, pero no reportamos mejoras en materia de desigualdad? ¿Por qué en el Dubái de las Américas no llega el agua a la periferia de la ciudad? ¿Por que países como Chile y Uruguay nos llevan ventajas en generación de prosperidad y justicia? Son las reflexiones del economista, Carlos Araúz, en el segmento de Conexión Financiera.
En materia de educación y competitividad, sendos estudios han sido recientemente publicados, sobre qué acciones implementar para corregir, para enmendar. El PNUD ha hecho lo propio con los llamados de atención sobre el índice de desarrollo humano por lo que avanzamos lentamente en cohesión social. Pero ¿qué de nuestras instituciones?
El financista explicó que la Corte Suprema de Justicia, se viene destacando por decisiones históricas que apuntan hacia el deseo por desarrollar fortaleza en esa institución.
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Independientemente de estar o no de acuerdo con que Panamá sea un país minero, el experto señaló que respecto, fallo concerniente al contrato con la empresa Minera Panamá, S.A. debe verse como positivo en lo que a jurisprudencia se refiere, por su histórica redacción tanto en contenido como en el respeto de tiempos.
Araúz también acotó que para muchos, la institucionalidad es inmedible en temas macroeconómicos. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la verdad: los fallos de la Corte Suprema de justicia de cualquier país, envían mensajes altos y claros sobre transparencia y rendición de cuentas que a la postre son elementos esenciales en un país que quiere transmitir claridad en las reglas.
Las decisiones tomadas por la Corte Suprema de Justicia recientemente, pueden ser muy polémicas y quizás para algunos no son de entero agrado, indicó el economista. Pero, en estricto derecho, el experto explicó que un crecimiento económico sostenible, depende de este tipo de ejemplares acciones por lo que el control en gastos, la justicia bien administrada y la sensatez de nuestros gobernantes no pueden jamás ser menospreciadas, y mucho menos en lo económico.