Economía Creando Ando -  27 de julio de 2025 - 19:29

Clandestino: diseño con propósito que transforma el plástico en arte

Clandestino se posiciona como un referente en diseño sostenible, demostrando que el arte puede surgir del plástico y que reciclar también es crear futuro

Vivian Jaén
Por Vivian Jaén
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En un nuevo episodio de Creando Ando, Paco Vásquez visitó Ciudad del Saber para conocer la historia de Juliana Luján, fundadora de Clandestino, un laboratorio creativo que convierte plástico reciclado en piezas de diseño funcional y estético. El proyecto nació durante la pandemia, cuando la crisis obligó a replantear sueños y recursos.

Clandestino: diseño con propósito que transforma residuos en arte

“Cuando llegó la pandemia y perdimos nuestros trabajos, tocó empezar el sueño de vida. Desde casa, lo único que pudimos hacer fue reciclar y crear con nuestro propio descarte", relató Luján. “Cuando llegó la pandemia y perdimos nuestros trabajos, tocó empezar el sueño de vida. Desde casa, lo único que pudimos hacer fue reciclar y crear con nuestro propio descarte", relató Luján.

Inspirada por un proyecto iniciado por su abuelo en Argentina llamado “Diseño Clandestino”, Juliana decidió continuar su legado familiar y exploró materiales reciclables. Después de muchas pruebas, encontró en el HDPE 2 (polietileno de alta densidad) la materia prima ideal: menos tóxico y más fácil de termoformar con calor.

Así nació el primer producto de la marca: un pequeño macetero, creado con plástico reciclado que cabía en un horno doméstico.

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Alianzas que transforman comunidades y residuos

Desde sus inicios, Clandestino ha trabajado con alianzas estratégicas que fortalecen la economía circular en Panamá. Una de las más importantes es con la Fundación Remar, que brinda oportunidades laborales a exprisioneros y personas en rehabilitación por adicciones.

“Ellos se encargan del reciclaje y procesamiento del plástico. Nos entregan el material ya triturado, nosotros lo transformamos en láminas, cortamos, damos acabado y ensamblamos cada pieza”, explicó Luján. “Ellos se encargan del reciclaje y procesamiento del plástico. Nos entregan el material ya triturado, nosotros lo transformamos en láminas, cortamos, damos acabado y ensamblamos cada pieza”, explicó Luján.

Este modelo no solo genera empleo e inclusión, sino que impulsa una nueva forma de producción sostenible.

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El gran desafío: la escasez de plástico reciclado de calidad en Panamá

Uno de los obstáculos más grandes para Clandestino ha sido la limitada oferta de plástico reciclado procesado localmente. En Panamá, aún no se recicla ni se tritura suficiente plástico para abastecer industrias emergentes como esta.

“El plástico que usamos debe estar limpio, sin etiquetas, sin humedad ni residuos. Eso reduce mucho la disponibilidad. Además, el blanco es uno de los colores más difíciles y costosos de conseguir, y es justamente el más solicitado por nuestros clientes”, advirtió. “El plástico que usamos debe estar limpio, sin etiquetas, sin humedad ni residuos. Eso reduce mucho la disponibilidad. Además, el blanco es uno de los colores más difíciles y costosos de conseguir, y es justamente el más solicitado por nuestros clientes”, advirtió.

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Esta limitación impide ofrecer un catálogo estable de colores, por lo que han tenido que educar al consumidor sobre las realidades del reciclaje: cada pieza depende de lo que el país consuma y descarte en determinado momento.

Sostenibilidad, arte y conciencia en cada pieza

Pese a las dificultades, Luján asegura que las soluciones que han implementado siguen siendo buenas para el planeta. Sin embargo, si la demanda crece más allá de su capacidad local, Clandestino considera la posibilidad de importar materia prima de otros países.

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El emprendimiento se posiciona como un referente en diseño sostenible en Panamá, demostrando que el arte puede surgir de los residuos y que reciclar también es crear futuro.