La directora de la consultora Vocación y Servicio, Viviana Santinón, dejó claro que el debate sobre minería no puede seguir siendo superficial. Para ella, el norte de Argentina sí apoya esta actividad, pero solo bajo un modelo responsable y transparente. “Hablar de minería sin adjetivos es imposible. La pregunta real es: ¿qué minería queremos?”, afirmó.
Su experiencia más reveladora fue un proyecto social con cultivo de quínoa, donde demostraron que el agua tratada del proceso minero podía usarse para riego sin afectar la producción. “Ahí entendí que no se puede meter todo en la misma bolsa. Hay minería irresponsable, sí, pero también existe una que actúa con normas claras y resultados verificables”.
“El miedo es válido, pero esconderse no es opción”
La especialista reconoce que la minería sigue provocando temor en la población. “Si me dices que usan cianuro, claro que da miedo. Pero lo peor que podemos hacer es taparnos los ojos”. Para Santinón, la clave es la fiscalización ciudadana, la supervisión técnica y la transparencia total.
Los verdaderos reguladores: los que financian
Un punto que enfatiza es que los controles más estrictos no vienen solo de los gobiernos. Según Santinón, los estándares internacionales los marcan los bancos, los inversionistas y las aseguradoras, que exigen cumplimiento riguroso para proteger sus inversiones. “Ellos están más preocupados que nadie por que la minería se haga bien”.
Argentina: de mitigar daños a generar impactos positivos
Argentina tiene más de 18 proyectos mineros solo en la provincia de Salta, incluidos litio, oro, cobre y tierras raras. Santinón explica que el enfoque ya no es solo reducir impactos negativos, sino potenciar beneficios reales para las comunidades. Chile, Perú, Canadá y Australia son los modelos a seguir por su madurez técnica y social en el tema.
El rechazo también importa. pero debe venir con información
Santinón reconoce que aún existe resistencia en algunas regiones, como Mendoza y Uspallata. Para ella, la oposición es válida siempre que se base en información completa y no en campañas sesgadas o intereses particulares.
“No se trata de estar ciegamente a favor o en contra. Se trata de abrir espacios reales para dialogar con evidencia y fundamentos. Lo que está mal es el rechazo arbitrario que no permite discutir”.
Un proceso social que no se puede saltar
Para Santinón, el camino hacia una minería responsable requiere comunidad informada, empresas abiertas, gobiernos confiables y controles externos fuertes. De lo contrario, dice, la conversación se queda estancada en prejuicios. “Esto no es si te gusta o no te gusta la minería. Es entender qué modelo queremos y cómo lo garantizamos con transparencia”.




