Al elevar la edad de jubilación, China alivia temporalmente su sistema de pensiones pero se arriesga a desalentar todavía más a los trabajadores jóvenes sin frenar los efectos a largo plazo de su declive demográfico, estiman expertos interrogados por la AFP.
Para Zhao Litao, investigador en el Instituto de Asia Oriental de la Universidad Nacional de Singapur, era hora de actuar porque "el sistema de jubilación estaba bajo una fuerte presión".
"Para los dirigentes, era cada vez más arriesgado retrasar la reforma", afirma.
La edad de jubilación en China es una de las más bajas del mundo y no se había modificado desde hace décadas.
Se fijó en una época de penurias y pobreza generalizadas, mucho antes de que las reformas económicas impulsadas desde finales de los 1970 mejoraran considerablemente el poder adquisitivo, la nutrición, la salud y las condiciones de vida de la población.
El resultado fue un salto espectacular en la esperanza de vida: de unos 50 años a principios de los 1960 a 79 años en 2022, según el Banco Mundial.
Pero en los últimos años, el crecimiento de la segunda economía mundial se ralentiza y, junto al envejecimiento de la población y a la baja natalidad, pone en peligro los sistemas de pensiones y de salud pública.
Promesa incumplida
El gobierno ya no se podía demorar más porque "el ritmo de envejecimiento y de declive de la población es más rápido de lo previsto", afirma Zhao Litao. En 2023, la población se contrajo por segundo año consecutivo.
El sistema de jubilación chino se basa en tres pilares: una pensión básica pagada por el Estado, planes de pensiones obligatorios en las empresas y fondos de pensiones privados voluntarios.
Pero de ahora a 2035, uno de los principales fondos gestionados por el Estado puede vaciarse debido a la contracción de la población activa, advertía en 2019 un centro de reflexión gubernamental.
De hecho, un tercio de las provincias chinas ya sufren un déficit en sus fondos de jubilación.
Prolongar la vida laboral permitirá aliviar el sistema "a corto y medio plazo" al "ralentizar" la disminución del número de trabajadores, afirma Xiujian Peng, investigadora de la Universidad Victoria de Australia.
Pero "la población activa continuará decayendo, es una tendencia" a largo plazo.
A las jóvenes generaciones, ya enfrentadas a un desempleo elevado o a una presión laboral extrema que repercute en su salud física y mental, les costará aceptar la reforma.
"Para muchos chinos, estos cambios en la política de jubilaciones son una promesa incumplida en materia de protección social", afirma Yun Zhou, socióloga en la Universidad de Michigan.
"Como las discriminaciones por género y edad siguen profundamente ancladas en el mercado laboral chino, habrá que ver en qué medida los trabajadores pueden beneficiarse de una protección eficaz de sus derechos", agrega.
"Círculo vicioso"
Para Dali Yang, profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago, esta cuestión daña la "credibilidad" del gobierno.
En un entorno económico incierto, en los últimos tiempos muchos chinos han preferido gastar su dinero que ahorrarlo para la jubilación.
"Ahora están todavía menos motivados" en contribuir en su fondo de pensiones, explica. "Si cada vez más gente hace esto, esto se convertirá en un círculo vicioso y hará el sistema todavía menos sostenible", juzga este profesor.
Los medios estatales de China defienden la reforma como "inevitable" ante el desarrollo del país.
Pero los expertos estiman que no aborda la raíz del problema: un país con cada vez más ancianos y una población joven menguante poco motivada en el trabajo que debe financiar las pensiones.
Las alternativas que sugieren estos analistas apunta a crear empleos más calificados, mejorar la productividad, expandir el sistema público de sanidad, mejorar el equilibrio entre trabajo y vida privada y permitir una mayor promoción social de las mujeres.
En los próximos años, "hay todavía mucho margen para continuar retrasando la edad de jubilación", estima Zhao Litao.
Pero si los jóvenes "deben trabajar más tiempo y cotizar más (...), quieren obtener respuestas a cuestiones como la seguridad y la calidad del empleo, así como el nivel de su futura pensión de jubilación".