El papa Francisco llamó el jueves a proteger "la dignidad de los trabajadores migrantes" y a "garantizarles un salario justo" en un discurso ante las autoridades de Singapur, última parada de su larga gira por Asia y Oceanía.
La Organización Internacional del Trabajo estima que hay unos 170 millones de trabajadores migrantes en el mundo, lo que representa un 5% de la mano de obra global.
La mayoría de ellos viven en Europa, Asia Central y América, pero esta mano de obra barata ha sido clave también para el rápido desarrollo de metrópolis ultramodernas como Dubai, Doha o la misma Singapur.
Esta ciudad-Estado cuenta con unos 300.000 trabajadores migrantes, en su mayoría de Bangladés, India o China, que contribuyen por bajos salarios a construir los imponentes rascacielos y las infraestructuras del país.
Activistas por la protección de los derechos laborales y migrantes aseguran que este colectivo carece de una protección adecuada ante la explotación y de unas condiciones de vida aceptables, algo que el gobierno niega.
Ferviente defensor de los derechos
Desde su elección en 2013, el papa argentino se ha mostrado como un ferviente defensor de los derechos de los migrantes y los refugiados, defendiendo su acogida y la mejora de sus condiciones de vida.
Francisco llegó en la víspera a esta ciudad cosmopolita de 6 millones de habitantes, la cuarta etapa de esta gira que culmina el viernes y que lo llevó a Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental.
En este primer discurso en la Universidad Nacional de Singapur, el papa argentino, crítico del neoliberalismo, alabó "la perspicacia del espíritu empresarial" en esta ciudad de "orígenes humildes" que se ha convertido en un "bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar".
También elogió el talante de la ciudad, "un mosaico de etnias, culturas y religiones que conviven en armonía".
"Los animo a continuar trabajando por la unidad y la fraternidad del género humano, en beneficio del bien común de todos los pueblos y de todas las naciones", afirmó.