El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció la salida del gobierno de Laura Sarabia, su mano derecha, y el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, muy cercanos al mandatario y salpicados por un escándalo de escuchas ilegales, conspiración y chantaje.
Benedetti, un poderoso político que apoyó en campaña a Petro, le presentó a su antigua colaboradora, Laura Sarabia, y quien hasta hoy era embajador en Venezuela se sumó a la intrincada historia en un giro insospechado que deja más preguntas que respuestas. Los exfuncionarios compartían la misma niñera y se acusan el uno al otro de chantaje, trampas y conspiración.
"Este gobierno respeta los derechos humanos, no intercepta ilegalmente los teléfonos" de nadie, repitió con insistencia durante el discurso. Al autodenominado "gobierno del cambio" le llovieron críticas por acudir a las viejas prácticas políticas. Las escuchas ilegales han marcado la polarizada historia de Colombia en medio del prolongado conflicto armado y Petro, junto con algunos de sus ministros izquierdistas, fueron víctimas de ello.
El presidente y el ministro de Defensa fueron reconocidos como víctimas de las llamadas "chuzadas" del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), disuelto en 2011. El DAS, que dependía de la presidencia, se vio envuelto bajo el gobierno derechista de Álvaro Uribe (2002-2010) en un escándalo por escuchas ilegales a magistrados de la Corte Suprema, opositores y periodistas.
En el poder desde agosto, el primer gobierno de izquierda en la historia de Colombia acumula reveses que le han pasado factura a su popularidad. Según una encuesta de Invamer revelada este viernes la aprobación a su gestión pasó de 50% en noviembre a 34% en mayo.
Gustavo Petro renovó siete ministros en abril, rompió con los partidos tradicionales y dio un giro a la izquierda, en medio de los obstáculos que enfrentan sus reformas para hacerse realidad en el Congreso.