El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, acusó este lunes a Estados Unidos y a sus sanciones contra la isla de causar la actual crisis en el país, a políticos y activistas en Florida de “calentar las calles” en referencia a las protestas de la víspera.
Díaz-Canel reiteró el mensaje que figuras del Gobierno cubano están repitiendo desde este domingo, apuntando a las sanciones estadounidenses como la principal causa de los problemas actuales del país.
En esta línea argumental, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, escribió en redes sociales: “Buscan la asfixia con el bloqueo genocida y, sobre las carencias y dificultades cotidianas que nos imponen, articulan su otra guerra desde las plataformas que dominan y usufructan”.
El ministro de Exteriores instó además al “Gobierno de EE.UU., en especial a su embajada en Cuba” a “abstenerse de interferir en los asuntos internos del país y de incitar al desorden social”.
Rodríguez hacía referencia a un mensaje en X de esta legación diplomática en la que, al referirse a las protestas, instaba “al Gobierno cubano a que respete los derechos humanos de los manifestantes y atienda las necesidades legítimas del pueblo cubano”.
La de este domingo fue una de las mayores jornadas de manifestaciones antigubernamentales registradas en Cuba desde el 11 de julio de 2021, las mayores protestas en décadas, en línea con las de Nuevitas (2022) y Caimanera (2023).
Cuba lleva más de tres años sumida en una grave crisis económica con escasez de básicos (alimentos, medicinas y combustible), inflación galopante, prolongados apagones diarios y una creciente dolarización, lo que ha provocado una migración sin precedentes y un fuerte descontento social.
Los apagones se han agravado en los dos últimos meses por averías en las obsoletas centrales de factura soviética y la falta de combustible, con tasas de cortes eléctricos de hasta el 45 % en los momentos de mayor demanda. Estas fallas suman más de diez horas al día en muchas provincias del país.
La pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y errores endógenos en políticas económica y monetaria han agravado en los últimos tres años los problemas estructurales del sistema cubano.