El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, que se erigió en la "voz del Sur", pidió en la ONU este martes un "nuevo contrato mundial", tras denunciar la brecha creciente entre los países ricos y los estados en desarrollo.
Los países representados en este grupo, en los que vive el 80% de la población mundial, "no solo tenemos el reto del desarrollo, sino también la responsabilidad de modificar las estructuras que nos marginan del progreso global y convierten a muchos pueblos del Sur en laboratorios de renovadas formas de dominación", aseguró.
La Habana albergó la semana pasada una cumbre del G77+China, en la que participó también el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que concluyó con un llamado a la "unidad" para tener peso frente a los países ricos.
El presidente cubano anunció la celebración de una reunión de los dirigentes del grupo el 2 de diciembre durante la COP28 en Dubái para influir en las negociaciones sobre el clima y alcanzar los "impostergables acuerdos" necesarios.
Asimismo, fustigó ante la ONU, como lo hace siempre, el embargo impuesto por Estados Unidos contra la isla comunista, denunciando que su país vive un "bloqueo económico asfixiante, concebido para deprimir sus ingresos y nivel de vida, padecer escasez continua de alimentos, medicinas y otros insumos básicos y coartar sus potencialidades de desarrollo".
Cuando llegó a la Casa Blanca en 2021, el presidente Joe Biden prometió revisar la política estadounidense con Cuba, pero su discurso se endureció a raíz de la represión de las manifestaciones antigubernamentales en la isla en julio de 2021.