Al menos doce personas fallecieron en Rio de Janeiro, en Brasil, luego de las fuertes tormentas del fin de semana, según el último balance anunciado el lunes por las autoridades, que continuaban con las operaciones de rescate y asistencia a los afectados.
Los barrios pobres y los municipios populares de la zona norte de Rio de Janeiro fueron los más golpeados por las inundaciones y deslizamientos de tierra.
El lunes, algunas zonas del municipio de Duque de Caxias ofrecían un espectáculo de desolación, según constató la AFP.
Los habitantes recurrieron a todos los medios posibles, balsas, barcas o tablas de surf, para cruzar las zonas inundadas e intentar recuperar sus pertenencias abandonadas en sus hogares.
En algunas áreas, el agua subió hasta 1,50 metros.
A dos calles de distancia, Leasir Martins De Lima, una jubilada de 66 años que ha vivido en el barrio durante 22 años, esperaba desesperadamente a que el agua bajara.
"Voy a perder muchas cosas, seguro, mi refrigerador, mi cama, mi armario, mis ventiladores", lamentó. Tuvo que refugiarse de emergencia en casa de sus hijos en Tijuca, un barrio un poco al sur de Rio de Janeiro.
Los bomberos multiplicaron las intervenciones desde el domingo.
Las lluvias perturbaron profundamente la circulación en algunas vías, donde el agua llegó a alcanzar el capó de los coches. Algunas líneas de autobús y estaciones de metro tuvieron que cerrarse. El lunes, a pesar de una mejora general, persistían las dificultades de transporte.
Los episodios de fuertes lluvias no son excepcionales en esta región de Brasil, pero rara vez son tan mortíferos. Además, la ciudad de Rio de Janeiro se vio muy afectada por olas de calor sin precedentes a finales de año.