En su más reciente artículo de opinión sobre el Fondo de Ahorro de Panamá, el economista Carlos Araúz se plantea reflexiones sobre las razones para hacer cambios a la la Ley 38 del Fondo de Ahorro de Panamá. Le preocupa que estas modificaciones se presenten a semanas de la elección general, pautada para el 5 de mayo de 2024.
Necesitamos la tormenta: la encrucijada del Fondo de Ahorro
Una de las historias más inspiradoras del siglo XIX tiene que ser la evolución de Frederick Douglass de esclavo a gran actor en la lucha por la emancipación de la raza negra en el norte de América. Sin temor al conflicto, Douglass se entregó con devoción a sus escritos, incitando a la incomodidad de un mundo que avasallaba el color de la piel del ser humano; sus palabras transmitieron la impotencia y el asco por las acciones de los dueños de esclavos en un siglo de burlas, de abusos, de enriquecimiento de castas.
La amplia evidencia del vulgar enriquecimiento que miles de ciudadanos han gozado en las últimas décadas genera un nivel de asco hoy que pocas veces habíamos experimentado, quizás porque cada día que pasa nos cuesta más llevar sustento honesto a nuestras casas; cada hora que transcurre aleja el sueño de ahorrar e invertir, o quizás el asco viene del mareo que sentimos ante la materialización de la pesadilla que se avecina con el colapso del sistema de pensiones de la Caja de Seguro Social.
Así como Douglass atacó la indolencia de los políticos en la América dueña de esclavos del siglo XIX, en el Panamá de las últimas dos décadas ha sido el flagelo de la corrupción usualmente con algún tipo de conexión con la administración de los recursos del Estado el que nos ha llevado al hastío; a ese hartazgo que nos debilita mental y psicológicamente, que nos desgasta ante el escándalo recurrente. Apenas en las últimas tres semanas, hemos perdido el grado de inversión del país lo que trae graves consecuencias monetarias (e.g. golpe directo al bolsillo) y nos hemos enterado de una obscena asignación de recursos a través de los famosos auxilios económicos que despiertan suspicacias que sin duda confirman que perdimos la brújula moral.
Fondo de Ahorro de Panamá y las modificaciones
Pero la casta política panameña no descansa en sus esfuerzos por sacudirnos: por una iniciativa del poder ejecutivo, la Asamblea de Diputados está en el proceso de revisión de un proyecto de ley que modifica la Ley 38 del 2012 que establece el ÚNICO ahorro que tenemos los panameños en comunidad: el Fondo de Ahorro de Panamá (FAP). Esta reserva que nació en los años 1990 con los dineros procedentes de las ventas de los servicios eléctricos (IRHE) y telefónicos (INTEL) reportó al cierre del año 2023 un patrimonio de $1,416 millones y es administrado profesionalmente con el apoyo de una junta directiva compuesta por panameños y panameñas de una destacada carrera empresarial y técnica. En otras palabras, el Fondo de Ahorro de Panamá, junto con el Canal, el Metro y la expedición de pasaportes, es una de las pocas cosas que funciona bien.
La ley 38 sabiamente establece una formula para que NUESTROS ahorros crezcan: los excedentes del Canal de Panamá deben aportarse al FAP. Producto del éxito en el crecimiento económico del país así como en las operaciones del Canal, el monto que el gobierno NOS DEBE es de $1,300 millones de dólares a la fecha. A menos de 3 semanas para elegir nuevos administradores, la clase saliente promueve la modificación de la Ley 38 del FAP que pretende entre otras cosas eliminar, borrar, condonar el pago de los antes mencionados $1,300 millones y otras modificaciones.
Reflexiones sobre el Fondo de Ahorro de Panamá
¿Por qué hacer estos cambios ahora? El FAP debe trabajar mejor para los intereses de todos y, en efecto, amerita una revisión de sus políticas de inversión. Empero la misma debe ser profunda, abarcadora, y como promovimos en febrero de 2023, no descartar su elevación a TITULO CONSTITUCIONAL. El país no merece un aspaviento más pero sí necesitamos el terremoto que sacuda la comodidad que está permitiendo atropellos. Necesitamos el tornado que con su infernal tronar nos asuste y guíe a tomar mejores decisiones. Necesitamos la tormenta