Hace un par de años, una turba violenta y armada de seguidores de un ex presidente, atacaron el congreso de dicho país. Aterrado, el mundo vio como legisladores eran trasladados a áreas seguras mientras los alborotadores empujaban policías, rompían ventanas y vandalizaban oficinas con intenciones violentas y peligrosas. Esto ocurrió en la nación más poderosa de la Tierra, los Estados Unidos de América. Las circunstancias de aquel momento histórico, son muy diferentes a las nuestras más criollas, pero a juicio del economista Carlos Araúz, ciertamente hay lecciones aprendidas de este suceso. El analista señaló en Conexión Financiera, que la economía panameña pasa por un momento de metamorfosis complejo, donde reina la informalidad y el funcionario público representa una importante parte de la fuerza laboral. Mientras que, el informal no recibe prima de antigüedad, ni bono navideño - si no sale a buscar el sustento y a producir, pues no come, ni su familia tampoco. En otras palabras, la movilización es vital, esencial para sobrevivir.
Una economía estable depende de reglas claras, de respeto a lo pactado contractualmente, y en su defecto, honrar los canales que la ley tiene para llegar a la ejecución de mandatos de demandas y arbitrajes. Ah, qué no ha funcionado así en Panamá en 50 años? Puede ser. Pero para el experto, la respuesta a los problemas no puede estar en la anarquía, ni el caos.
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Según Carlos Araúz, porque más allá de la posición que alguien pueda tener sobre la explotación minera en Panamá, fue una refrescante sorpresa ver a jóvenes manifestarse de manera pacífica y ordenada. Y se ha logró mucho. Pero hoy, el estilo de vida de muchas personas, está secuestrado por un grupo violento y sedicioso, que atenta contra la estabilidad económica de un país entero, que ya reporta pérdidas, casi por el orden de los 2 mil millones de dólares en 5 semanas de protestas. Para el economista es una pena, que maestros, líderes sindicales y pueblos originarios no encuentren el canal de confianza, para retomar conversaciones que puedan recomponer el tejido social panameño.
En Estados Unidos, unas 600 personas han sido detenidas y están enfrentando juicios por los ataques de enero de 2020. Algunos ya han sido condenados. Lo mismo debería ocurrir en Panamá - quebrantar la ley en cualquier manera tiene que tener consecuencias.
Pero, Carlos Araúz considera que, estamos a tiempo de enmendar. "Todos. Gobierno volver a gobernar con cambios importantes en el estilo, sector privado con el compromiso de echar adelante la máquina de generación de empleo y aquellos que deseen protestar pues hacerlo de una manera que no afecte a terceros. Ya está bueno", finalizó el economista.