Cada cierto tiempo, o cada cierto escándalo, la República de Panamá, la nuestra: esa la del Canal, la del Hub de las Américas, la tierra de Roberto Durán y Mariano Rivera es sometida a un escrutinio particular, Paraíso Fiscal, que suele terminar en directas vinculaciones con mal hechores, evasores fiscales, figuras de dudosa reputación entre otras.
No es un tema sencillo, pero que quede claro que no somos un paraíso fiscal. Usted y yo pagamos impuestos y bastantes. Panamá: tiene un sistema impositivo que respeta la territorialidad o, en otras palabras, si usted genera ingresos en Panamá pues pagará impuestos en Panamá. Curiosamente, 136 naciones, incluyendo TODOS los países de la OCDE y del G20 han entrado en un acuerdo de cooperación inédito para cobrar impuestos con una tasa mínima de 15% para precisamente ingresos generados dentro de la territorialidad de dichos países.
La doble moral que impera en materia fiscal a nivel mundial es terrible. Nada provechoso sacamos comparándonos con Delaware o con las Islas Seychelles. Lo que no deja de ser cierto es que los ingresos del Estado en materia de impuestos deberían ser mucho más alto - por encima del 30% en lugar del 14% que hoy mantenemos. Esto se da por las exoneraciones, beneficios o créditos fiscales y otras herramientas que impiden que Panamá reporte mejores números en materia de recaudación fiscal.
Si el 15% se ha convertido en la norma para el mundo corporativo sofisticado dejo por aquí una idea para los padres de la patria Panamá, nuestros disputados: llevemos la tasa efectiva de recaudación fiscal sobre la renta a 15% en línea con el planeta. Ojo: hablo de tasa efectiva - no me refiero a lo que dice el Código Fiscal que se debe cobrar por categorías de ingresos. El CAIR quizás pretendió resolver este tema pero en la práctica se ha quedado corto. No, no somos un paraíso fiscal. Evitemos entonces parecernos a uno tomando acciones que hablen con claridad de Panamá del país que somos y el que queremos ser: uno transparente y nada opaco.