La comisión de investigación de abusos sexuales creada por el papa Francisco logró una victoria dentro del Vaticano: sus miembros fueron invitados a dirigirse a las congregaciones vaticanas, así como a tomar un curso para nuevos obispos diseñado para enseñarles a gestionar una diócesis. Esto indica que la Santa Sede ahora toma la protección de menores de edad como una responsabilidad importante para los líderes eclesiásticos.
Los integrantes de la comisión ya han hablado con las congregaciones del Vaticano para sacerdotes y órdenes religiosas y la escuela diplomática del Vaticano.
Esta semana, integrantes de la comisión, como la superviviente de abuso Marie Collings y el obispo Charles Scicluna, exfiscal para abusos sexuales del Vaticano, hablarán ante los nuevos obispos. El Vaticano recibe a todos los obispos nombrados el año anterior para enseñarles cómo dirigir sus diócesis.
Las presentaciones ocurren después de que el Vaticano pasara un bochorno el año pasado cuando, durante el curso anual para nuevos obispos, un sacerdote francés dijera a los obispos que no tenían que reportar a las autoridades civiles los casos de supuestos abusos de niños. El sacerdote dijo que tales denuncias eran responsabilidad de las víctimas y sus padres.
El responsable de la comisión, el cardenal Sean O'Malley, se apresuró a corregirle y afirmó que los obispos tienen la obligación "ética y moral" de denunciar estos abusos.
Baroness Sheila Hollins, integrante de la comisión, alabó los cambios como evidencia de que el Vaticano ahora considera como prioridad el educar incluso sus propios líderes sobre la crisis de abusos. Además, agregó, muestra que la comisión es ahora considerada como un recurso a su favor.