Panamá logró un nuevo hito en la protección de su patrimonio cultural: la Ruta Colonial Transístmica ha sido oficialmente inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, durante la más reciente sesión del Comité del Patrimonio celebrada en París. La inscripción de esta primera fase reconoce el valor universal excepcional de esta red histórica de caminos y sitios logísticos que unieron los océanos Atlántico y Pacífico entre los siglos XVI y XIX.
Desde la capital francesa, la ministra de Cultura de Panamá, Maruja Herrera, celebró el anuncio como un momento trascendental para el país. “Esta inscripción representa mucho más que el reconocimiento de una red de caminos históricos: es la validación del rol de Panamá como punto de encuentro de civilizaciones, culturas y economías”, afirmó durante su intervención ante autoridades culturales del organismo.
Herrera, quien inició este expediente en 2014 cuando dirigía el entonces Instituto Nacional de Cultura (INAC), destacó la dimensión histórica y personal del logro: “Agradecemos a los expertos del Comité del Patrimonio Mundial y a los Estados Partes que han respaldado esta nominación, que es fruto de más de una década de trabajo técnico y diplomático comprometido”.
La embajadora panameña ante la UNESCO, S.E. Candice Williams de Roux, fue otra figura clave en el proceso. Su liderazgo diplomático y la coordinación con el equipo técnico nacional y las representaciones de los Estados Parte permitieron consolidar el respaldo internacional necesario. Su trabajo fue determinante para visibilizar el valor excepcional de esta ruta histórica, que hoy se convierte en un nuevo orgullo para Panamá.
Era colonial
La Ruta Colonial Transístmica, que incluye componentes como el Camino de Cruces y diversas fortificaciones coloniales, da cuenta de los flujos de personas, mercancías, saberes y culturas que atravesaron el Istmo mucho antes del Canal de Panamá. Es, como lo expresó el Ministerio de Cultura, “un testimonio vivo del rol del Istmo como eje de conectividad global desde la era de los virreinatos hasta la fiebre del oro, desde la ruta de los galeones hasta la Revolución Industrial”.
Este nuevo sitio se suma a otras propiedades panameñas ya reconocidas por la UNESCO, como las fortificaciones de Portobelo y San Lorenzo en el Caribe, y Panamá Viejo y el Casco Antiguo en el Pacífico, que incluye al Salón Bolívar, declarado Atributo de Valor Universal Excepcional.
Panamá alcanza así seis sitios reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Mundial, fortaleciendo su liderazgo regional en la conservación del patrimonio cultural y natural.
La ministra Herrera reiteró el compromiso del Estado panameño con la conservación y puesta en valor del nuevo sitio: “Panamá seguirá conservando esta ruta para beneficio del mundo, con responsabilidad, orgullo y la certeza de que, en cada piedra de estos caminos, hay historias compartidas y esperanzas para toda la humanidad”.
Además de su significado cultural, la inscripción abre nuevas puertas para el desarrollo sostenible. La ruta se perfila ahora como un motor para el turismo cultural, la generación de empleo local y el fortalecimiento del orgullo identitario. Las comunidades a lo largo del eje colonial jugarán un papel central en el plan de manejo y en las futuras oportunidades económicas y sociales vinculadas a este legado.