El 20 de noviembre de 1989 los Estados del mundo, representados en la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobaron la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia y que representa la esperanza para que todos los niños, niñas y adolescentes del mundo nazcan, crezcan, se desarrollen y vivan protegidos como sujetos de derecho. Aquel 20 de noviembre fue un día de celebración.
En Panamá, la niñez y la adolescencia enfrenta el
, pero también por los cierres de vías; su mayor exposición al riesgo de violencia cuando no asisten a la escuela de forma regular; la dificultad de acceder a servicios de salud y programas de protección social para garantizar a las familias una vida digna y el desarrollo pleno de la infancia. Estas situaciones se acentúan en los niños, niñas y adolescentes afrodescendientes e indígenas, quienes representan más de la mitad de la población infantil (afrodescendientes 27% e indígenas 26%) según datos del Censo 2023.
Esta coyuntura nos debe invitar a la reflexión y a la acción como sociedad, dado que tenemos la responsabilidad de garantizarles su bienestar, desarrollo y participación. Y para ello, las opiniones e inquietudes de la niñez y adolescencia deben ser consideradas a la hora de tomar decisiones.
En un conversatorio realizado la semana pasada y durante la mañana del 20 de noviembre entre algunos adolescentes y jóvenes y funcionarios de UNICEF, la Representante de este organismo en Panamá, Sandie Blanchet, señaló que “las voces de la juventud son una valiosa fuente de información e inspiración, y son fundamentales para la toma de decisiones y el desarrollo de políticas en el país”. “Cuando Panamá ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990 se
comprometió a poner el interés superior del niño como la consideración primordial para la toma de decisiones; este es el momento de poner este principio en acción”, agregó.
Por su parte, los adolescentes y jóvenes expresaron sus preocupaciones sobre la situación del país, y como ésta afecta sus derechos a la educación, salud física y mental, seguridad y el bienestar de sus familias. Algunos de ellos mencionaron:
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“No es seguro para muchos trasladarse hasta la escuela, pero hay que buscar la forma de continuar nuestros estudios”.
“En momentos como este, sentimos que regresamos a los tiempos de pandemia porque hay mucha incertidumbre. Ojalá tuviéramos un canal en el que podamos tener información para cuidados de nuestra salud mental.”
- "En las últimas semanas hemos podido ver como los adultos tienen una voz y buscan ser escuchados; ¿Quién nos escucha a nosotros y quién representa nuestra voz?."
Hoy debería ser un día de celebración por el avance de los derechos de la infancia en todo el mundo y en Panamá, pero esos derechos están siendo vulnerados. No debemos desanimarnos por ello, sino mostrarnos más decididos que nunca para garantizar que se cumpla la promesa de la Convención sobre los Derechos del Niño para todos los niños y niñas y restablecer tan pronto como sea posible las condiciones que permitan el ejercicio pleno de sus derechos.