La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap), resaltó este domingo, las graves consecuencias para Changuinola y para el país por la crisis desatada en la huelga y bloqueos del sector bananero y el anuncio de la empresa Chiquita del inicio de un proceso de despidos a los trabajadores.
Son cerca de 7,000 personas y familias que están viendo perder sus fuentes de ingresos, con la decisión de la empresa bananera, a causa de una paralización "ilegal", que no está amparada por la convención colectiva ni por el Código de Trabajo.
"Lo peor es que ya pasamos por esto. No es una película nueva. Ya la vimos —y la sufrimos— en Puerto Armuelles", sostuvo en su escrito el presidente de la Cciap, Juan Arias.
Mismos errores, mismas consecuencias
La Cámara de Comercio recordó que durante gran parte del Siglo XX, Puerto Armuelles fue un ejemplo de crecimiento y oportunidades, donde su economía giraba alrededor del banano, que se convertía en fuentes de empleo. Pero todo se vino abajo cuando, se rompieron los canales de entendimiento. La empresa se fue, los empleos desaparecieron, y un pueblo que pasó de ser un pueblo próspero a un pueblo fantasma abandonado por la decidía e intransigencia.
Lucha legítima, pero sin consensos
La Cciap añade que "la defensa de los derechos laborales es legítima, y los sindicatos cumplen su rol en esta. Pero lo que estamos viendo ahora se aleja de eso. Esto se parece más a una jugada política que a una verdadera defensa del trabajador. Cuando se ignoran las reglas y se apuesta por la confrontación, se cierran las puertas al progreso".
El grupo empresarial destaca que el conflicto en Changuinola, va más allá del tema laboral.
"Es también un reflejo de algo más profundo: cómo preparamos como país para enfrentar los retos. Y aquí entra la raíz de todo: la educación. Porque también está paralizada. Hoy muchos niños y jóvenes en Panamá que no solo están dejando de aprender lo básico, también se les está negando la posibilidad de desarrollar habilidades fundamentales: pensar, escuchar, analizar y buscar soluciones", sostiene.
Los empresarios, sostienen que a pesar de las consecuencias, aún se puede evitar que Changuinola termine como Puerto Armuelles: "Pero para eso, hay que estar dispuestos a sentarse, hablar, cumplir la ley y construir soluciones reales".