Los presidentes de Estados Unidos y China, Joe Biden y Xi Jinping, defendieron la necesidad de evitar el conflicto y gestionar mejor las relaciones entre las dos potencias durante su primer encuentro personal como dirigentes.
De su parte, Biden mostró su voluntad de "gestionar las diferencias para evitar que la competencia se convierta en conflicto".
Además, enfatizó la importancia de reunirse en persona después de hasta cinco conversaciones telefónicas o por videoconferencia desde su llegada a la Casa Blanca en enero de 2021 y se comprometió a "mantener abiertas las líneas de comunicación.
Los mensajes conciliadores contrastan con las múltiples disputas aparecidas entre ambas potencias en los últimos años: guerra comercial, origen de la pandemia, derechos humanos en China, el estatus de Taiwán...
Antes del encuentro, la delegación estadounidense dijo que el objetivo último era fijar "salvaguardias" y aclarar "las reglas" de su rivalidad.
El mensaje de Pekín fue similar: mantener "las diferencias bajo control" y promover "una cooperación beneficiosa", dijo una portavoz diplomática.
Bajo la batuta de Xi Jinping, quien obtuvo en octubre un histórico tercer mandato al frente del país, China desplegó una conducta exterior más asertiva para cambiar el orden mundial liderado por Estados Unidos.
Desde Washington, aunque sin la agresiva retórica de su antecesor Donald Trump que lanzó una guerra comercial con China, Biden mostró firmeza ante Pekín, especialmente sobre Taiwán.
La delegación estadounidense quiere convencer a Pekín para al menos sujetar las riendas de Corea del Norte después de los múltiples lanzamientos de misiles este año y los temores de un ensayo nuclear.
- La sombra de Ucrania -
La cumbre supone el segundo viaje internacional de Xi Jinping después de años de reclusión doméstica por la pandemia. Sin mascarilla, el presidente chino descendió del avión en Bali dos horas y media antes del encuentro con Biden.
El estadounidense no será el único en reunirse con Xi. Los presidentes argentinos, Alberto Fernández, por segunda vez este año, y francés, Emmanuel Macron, así como el primer ministro australiano, Anthony Albanese, también tienen agendados encuentros con él.
La reunión Biden-Xi puede eclipsar el inicio de una cumbre marcada por la guerra en Ucrania a pesar de los esfuerzos de Indonesia para centrarla en cooperación, recuperación económica o cambio climático.
El conflicto no está oficialmente en la agenda, pero sus rampantes consecuencias son difíciles de obviar: precios de los alimentos disparados, encarecimiento brutal de la energía, ralentización de la recuperación económica tras el covid y temores de recesión...
El presidente ruso Vladimir Putin será el gran ausente y su lugar lo ocupará su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, que pasó dos revisiones en un hospital tras llegar a Bali, pero se encuentra bien, dijo a la AFP un funcionario del ministerio de Salud indonesio.
El domingo, el canciller ruso había pedido no desviar la atención de las cuestiones económicas por el que se fundó inicialmente este grupo en 1999. "Rechazamos categóricamente la politización del G20", dijo.
En la cita en cambio estará presente por videoconferencia el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, invitado por el gobierno indonesio en un intento de mantenerse neutral frente al conflicto entre Rusia y Ucrania.
- Perspectivas pesimistas -
Además de Putin, faltarán también los presidentes mexicano Andrés Manuel López Obrador y brasileño Jair Bolsonaro, dejando a Alberto Fernández como único líder latinoamericano en Bali.
El argentino intervendrá el martes en el primer debate de la cumbre sobre seguridad alimentaria y energética, una cuestión de vital importancia dada la inflación del 66,1% que sufre su país.
En su agenda bilateral, Fernández también se reunirá con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Más allá de estos encuentros bilaterales se esperan pocos resultados concretos de la cumbre, cuyas reuniones preparatorias terminaron todas sin acuerdo debido a las discrepancias geopolíticas dentro del seno.
El lunes, las autoridades indonesias aseguraron que las delegaciones estaban poniendo "esfuerzos extras" para conseguir una declaración conjunta entre los miembros del bloque, que representan más del 80% del PIB mundial.
Pero Luhut Binsar Pandjaitan, ministro de su gobierno, reconoció que "la situación global nunca ha sido tan compleja". "Si finalmente los líderes no acuerdan una declaración, es lo que es, está bien", añadió.