El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió este miércoles al Congreso aprobar sus reformas de izquierda en un discurso ante miles de simpatizantes que salieron en Bogotá a las calles en apoyo a su gobierno, en un momento en el que el mandatario enfrenta un escándalo por presuntas escuchas ilegales.
En el poder desde agosto, Gustavo Petro enfrenta uno de los peores escándalos de su gobierno, bajo investigación por un caso de escuchas ilegales y presunta corrupción en la financiación de su campaña presidencial.
"Tantos años la derecha en el poder, fue lo mismo, lo mismo siempre. Tenemos que dar una oportunidad a la izquierda (...) Estoy esperanzada por un cambio", dijo Evelyn Jaramillo, una funcionaria de 37 años que ondeaba la bandera de un sindicato en Bogotá.
Llamado a más protestas
Gustavo Petro dio una muestra de músculo político durante las protestas en un momento en el que las acusaciones contra él van creciendo, lo que le está constando el apoyo del Congreso de Colombia.
Sus proyectos de Ley se discuten en el Legislativo, donde algunos partidos tradicionales que apoyaron su gobierno comienzan a darle la espalda.
El mandatario aspira a reducir la participación privada en el sistema de salud, redistribuir las tierras improductivas, reformar las normativas laborales, de pensiones y justicia, desarmar las organizaciones ilegales, entre otros proyectos, pero no suma los apoyos suficientes.
Al autodenominado "gobierno del cambio" le llueven críticas, señalado ahora de acudir a viejas prácticas políticas. Según la más reciente encuesta de la firma Invamer, la aprobación a su gestión pasó de 50% en noviembre a 34% en mayo.
"Golpe blando"
El gobierno de Gustavo Petro encara una crisis política que se inició en mayo cuando un caso con tintes doméstico escaló a escándalo nacional.
La niñera de Laura Sarabia, mano derecha de Gustavo Petro, fue interrogada con polígrafo en la sede presidencial por sospechas del robo de un maletín con miles de dólares en la casa de su jefa. La fiscalía determinó que las conversaciones telefónicas de la cuidadora fueron interceptadas con base en un informe falso de la policía que la vinculaba con narcotraficantes.
A la denuncia se sumó un giro inesperado que involucró a Armando Benedetti, otra de las personas más cercanas al mandatario, que se enfrentó a Sarabia por el caso de la niñera. El entonces embajador en Venezuela quedó expuesto en unas grabaciones filtradas a los medios que dan cuenta de una presunta financiación ilegal a la campaña de Gustavo Petro por unos 3,5 millones de dólares. Sarabia y Benedetti fueron apartados de sus cargos el viernes.
El presidente aseguró que las acusaciones contra su gobierno son parte de "un golpe blando, un golpe de Estado, un golpe contra la voluntad popular" y aseguró que a su "campaña no entró un solo peso sucio".
Ricardo Pardo, un desempleado de 62 años iba gritando "mi voto se respeta" en las calles de Bogotá, afirmó que las acusaciones contra el gobierno surgen porque "los medios necesitan facturar y se inventan cualquier chisme".