En mayo del 2014, hace 9 años, el entonces ministro de economía Frank de Lima anunciaba que el Canal de Panamá anticipaba una reducción en sus aportes al estado y por ende, lógicamente, no habría espacio para aportes que establece la ley para el fondo de ahorro de Panamá, recordó el economista Carlos Araúz en su escrito Conexión Financiera, de jueves 2 de marzo.
El economista agregó que de de estos fondos, y siguiendo la norma, aproximadamente 700 millones de dólares debieron transferirse por el estado al fondo de ahorros, como indica su nombre, ahorrar. La pandemia desató un gasto que para la administración actual era necesario y el país no terminara colapsando. Partiendo de esa premisa y con lo peor de la pandemia en el pasado, sólo resta encarar con mayor responsabilidad la administración de las finanzas públicas.
Para Carlos Araúz una propuesta sería modificar acciones para que el Fondo reciba directamente del Canal los excedentes que por ley toca. Para ello, el Fondo necesita una personería jurídica separada y diferente. Esta sería una ley que el país necesita.
Parece que este desafío será uno que perderemos porque día a día vemos acciones que sólo apuntan hacia mayor gasto, menos contención y menos inversión necesaria para crear empleos dignos. El espejismo que hemos creado producto del endeudamiento y de las intervenciones estatales directas o indirectas hacen del modelo económico panameño algo digno para estudiar con cautela y medir con mucha precaución las implicaciones del no hacer. Leyes como las que permiten tratos preferenciales en salarios de alcaldes o representantes mandan el peor de los mensajes a una población que sigue viviendo situaciones diarias complejas.
Araúz: Sorprende que tantas personas la pasen mal en Panamá
El espacio para maniobrar puede verse severamente afectado en este año 2023 y el próximo año cuando calificadoras de riesgo sean más estrictas en sus reportes sobre el manejo de las finanzas públicas. Para efectos prácticos a la actual administración le queda un año de ejecución presupuestaria y con eso llegamos a las elecciones de 2024 cuando veremos no menos de 40 millones de dólares que serán gastados porque la ley de Tribunal Electoral en manejo de fondos lo permite.
Se nos viene muy fácil el gasto y no cuesta muchísimo ahorrar. La ilusión de riqueza producto de acciones cosméticas es un peligro latente en la administración de finanzas públicas y privadas. Entrando en años de contiendas electorales parece que será ya gestión de un próximo Gobierno entender que los tiempos de vacas flacas llegaron y la inacción puede condenar al país a una inestabilidad que se traslade a las calles. Nadie quiere ni necesita esa incertidumbre.