El pueblo fronterizo de Paso Canoas es testigo de historias de supervivencia, con la llegada de cientos de migrantes cada día. Julio Arroyo llevaba tres días en la frontera entre Costa Rica y Panamá cuando lo conocimos. Como puede, intenta trabajar para avanzar a Estados Unidos. "Aquí estamos gracias a Dios pa' lante tratando de hacer cualquier cosa pidiéndole la ayuda a cualquiera, tratando de con mi limpiavidrios ganarme la plata, poco a poco pa hacer los pasajes pa' irse en países", señaló el migrante, desesperado por contar sobre su viaje por la selva.
Sobre los hombros de Julio iba su hija de tres años.
"Yo ando con mi hija porque sé que con mi hija, me ha ido mucho mejor he tenido la facilidad de por lo menos un pasaje, de que me regalen cualquier moneda o billete y .. la comida también", explicó Julio Arroyo, migrante venezolano. "Yo ando con mi hija porque sé que con mi hija, me ha ido mucho mejor he tenido la facilidad de por lo menos un pasaje, de que me regalen cualquier moneda o billete y .. la comida también", explicó Julio Arroyo, migrante venezolano.
Arroyo comentó que en ocasiones, reserva la poca comida que obtiene, para su esposa quien sufrió una fractura en la selva. Pero su hija, tiene hambre.
"Imagínese mi hija me pide pizza con pepperoni, como yo en estos momentos, le digo yo mami como te compro yo una pizza con pepperoni si no puedo", exclamó el migrante venezolano, Julio Arroyo. "Imagínese mi hija me pide pizza con pepperoni, como yo en estos momentos, le digo yo mami como te compro yo una pizza con pepperoni si no puedo", exclamó el migrante venezolano, Julio Arroyo.
Por ahora, su meta es reunir dinero para la atención médica que necesita su esposa y salir de Paso Canoas.
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El pueblo fronterizo de Paso Canoas es testigo de historias de supervivencia, con la llegada de cientos de migrantes cada día.
Paso Canoas: migrantes enfrentan condiciones de refugio
Más adelante, encontramos a Jolder, migrante que acaba de pasar su primera noche en Paso Canoas. Durmió en unas bancas al lado panameño.
Jolder, no contaba con el dinero para seguir adelante hacia Nicaragua y sus planes para lograrlo no estaban definidos.
"Uno se siente como que anda en el mundo como una pluma en el aire, así como sin familia sin nada, uno se deprime y todo. Pero uno también levanta la cabeza y dice no pa lante es pa allá y vamos a seguir luchando", manifestó Jolder Meléndez, migrante venezolano. "Uno se siente como que anda en el mundo como una pluma en el aire, así como sin familia sin nada, uno se deprime y todo. Pero uno también levanta la cabeza y dice no pa lante es pa allá y vamos a seguir luchando", manifestó Jolder Meléndez, migrante venezolano.
Antes de partir, envió un mensaje para aquellos que piensan tomar la ruta terrestre hacia Estados Unidos.
"Hagan más bien todo por la derecha pues, que se vayan en avión y que traten de reunir más que todo porque no es fácil la selva", enfatizó Jolder Meléndez, migrante venezolano. "Hagan más bien todo por la derecha pues, que se vayan en avión y que traten de reunir más que todo porque no es fácil la selva", enfatizó Jolder Meléndez, migrante venezolano.
Historias como éstas se repiten día tras día, pero el fenómeno migratorio no se detiene. Este año, Más de 300,000 personas cruzaron a territorio panameño, en busca del sueño americano.