De las canchas al campo de batalla, la guerra ha revolucionado la vida de Alexandr Dolgopolov, tenista reconvertido en soldado, que no duda de la victoria de Ucrania pero considera que su país necesita más ayuda de Occidente para luchar contra Rusia.
A los 35 años, este antiguo cuartofinalista del Abierto de Australia, que derrotó a Rafael Nadal en Indian Wells en 2014, llegó a ser el número 13 del mundo, con más de 7 millones de dólares en premios a lo largo de su carrera. Un currículum poco habitual dentro de un ejército.
Pero tras la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso, decidió unirse a las fuerzas armadas de su país, una decisión tomada en Turquía, adonde llevó a su madre y a su hermana para alejarlas del conflicto.
Ninguna experiencia militar
Al contrario de Sergiy Stakhovsky, otro extenista profesional que también se alistó en el ejército, la experiencia militar de Dolgopolov era nula: sólo había empuñado un arma en una ocasión antes del conflicto y su entrenamiento militar fue superficial.
Sin embargo, lo ayudó mucho su experiencia como deportista de alto nivel: fuerza mental, resistencia física, disciplina y organización.
Hijo del antiguo exselecionador soviético de tenis, Dolgopolov asegura tener muy poco contacto con sus antiguos compañeros del circuito.
La decisión de alistarse fue para él algo evidente: "Es mi país, así que creo que hay que hacer algo. Tenía muchas razones. Un pueblo valiente, la condición bárbara del enemigo y también combatir en el lado bueno para defender lo que es tuyo".
Frente a un conflicto que se eterniza, Dolgopolov reclama a los países occidentales un mayor apoyo. Los rusos "han aprobado un presupuesto para Defensa de 100.000 millones de dólares anuales para los próximos tres años (...) Invierten tanto que tienen ventaja en todo, desde los blindados a los aviones, pasando también por los soldados", analiza.
Su primer contacto con el frente fue en Jersón y asegura que no estaba nervioso.
"Cuando los vi más nerviosos que yo, me dije que OK. No comprendía lo que pasaba. Estaba más bien tranquilo, algo que de hecho es un poco inquietante y no muy bueno porque cuando no sientes miedo puedes tomar malas decisiones", admite.
Volvió sin daños de ese primer destino, pero no todos tuvieron esa fortuna. Un voluntario georgiano al que conocía murió.
"Fue algo duro para nosotros. Era un chico joven, un ingeniero talentoso y muy simpático (...) Había pedido un préstamo bancario porque no tenía suficiente dinero para venir a Ucrania", recuerda.
No a la presencia de Rusia en los Juegos
Aunque quiere seguir siendo optimista sobre la posibilidad de que Ucrania gane la guerra, lamenta el impacto de la falta de recursos y que los países occidentales no suministren el equipamiento suficiente.
"Me entristece que una vez más, Rusia se salga con la suya. Han superado las sanciones (económicas) y ahora vuelven a ser aceptados en el deporte", lamenta.
A comienzos de diciembre, el ministro de Deportes de Ucrania, Marviy Bidnyi, declaró a la AFP que unos 400 deportistas y entrenadores ucranianos han fallecido desde el inicio del conflicto, en febrero de 2022. Algunos de ellos con posibilidades de haber competido en París, como el esgrimista Egor Kigitov y el boxeador Maksym Galynichev.