Las renegociaciones entre Londres y Bruselas, última carta de la primera ministra Theresa May para intentar salvar su acuerdo de Brexit, estaban bloqueadas el lunes, víspera de un nuevo voto en el Parlamento británico y a tres semanas de la fecha fatídica.
Sin embargo, poniendo de manifiesto el caos que rodea a este desesperado esfuerzo de última hora, una fuente del gobierno británico afirmó inmediatamente en Londres que los planes de viaje de May "no están confirmados".
"Coveney se ha adelantado", aseguró.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el negociador Michel Barnier están actualmente en esa ciudad del este de Francia, sede del Parlamento Europeo. Contactado por la AFP, un responsable de dicha institución dijo no obstante no tener en su agenda ninguna visita de May.
En las últimas horas, la jefa de gobierno británica habló dos veces con Juncker por teléfono. También conversó durante el fin de semana con los líderes de Francia, Alemania, España, Finlandia, Suecia, Países Bajos, Letonia y República Checa, precisó un portavoz de Downing Street.
Sin embargo, esos contactos parecían no haber dado el resultado esperado por Londres y, en opinión de los europeos, la pelota está ahora en el campo británico.
"Hemos conversado todo el fin de semana y, ahora, las discusiones, las negociaciones, son entre el gobierno en Londres y el Parlamento británico", dijo Barnier a la AFP.
"Ahora la Cámara de los Comunes debe tomar decisiones importantes", agregó el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, mientras en Berlín, la canciller alemana Angela Merkel afirmaba: "hemos hecho una oferta importante de nuevo a Reino Unido y ahora, por supuesto, le corresponde a Reino Unido reaccionar".
- El tiempo apremia -
Casi tres años después del referéndum de junio de 2016, en que un 52% de votantes se declaró a favor de salir de la Unión Europea, el tiempo se le está echando encima a la líder conservadora británica.
Si nada cambia, el país debe abandonar el bloque el 29 de marzo y, ante la falta de un acuerdo, crece el temor de que se vea abocado a hacerlo brutalmente, lo que tendría dramáticas consecuencias económicas y sociales para el país.
El acuerdo que May negoció arduamente durante año y medio con la UE fue estrepitosamente rechazado por los diputados británicos en enero.
La primera ministra prometió entonces renegociar con Bruselas su punto más conflictivo: la salvaguarda irlandesa, un mecanismo para evitar la reinstauración de una frontera física entre la República de Irlanda -país miembro de la UE- y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Y se comprometió a volver a someter el texto a la aprobación de los diputados este martes.
- "Nada ha cambiado" -
May se enfrenta a la posibilidad de otra humillante derrota, a raíz de la cual podría incluso verse expulsada del cargo. En enero, solo 202 diputados votaron a favor del acuerdo y 432 en contra, entre ellos más de cien rebeldes de su propio Partido Conservador.
El texto que se dispone a presentar "es el mismo acuerdo (...) nada ha cambiado", señaló la influyente diputada Yvette Cooper, del opositor Partido Laborista, durante un acto público en Londres. "¿Qué ha estado haciendo la primera ministra durante ocho semanas?".
Y denunció: "tendremos apenas unas horas para examinarlo antes de votar".
Si los diputados tumban de nuevo el texto el martes, May se comprometió a organizar el miércoles otra votación para que se pronuncien a favor o en contra de un Brexit sin acuerdo. Si este también es rechazado, el jueves debería haber un tercer voto sobre la posibilidad de pedir a la UE un aplazamiento de la fecha del Brexit.
Pero este necesitaría la aprobación por unanimidad de los líderes de los otros 27 países del bloque y estos ya advirtieron de que solo lo considerarían si tiene un propósito claro. Y no simplemente para seguir prolongando un bloqueo que consideran motivado por cuestiones de política interna británica.
FUENTE: AFP