Delegaciones de más de 70 países participarán este viernes, en los funerales por el expresidente israelí Shimon Peres, en el que será uno de los mayores eventos internacionales de la historia del Estado de Israel.
Un análisis de las listas facilitadas por ambos organismos sugiere que al funeral, que se celebrará en el Mont Herzl de Jerusalén, asistirán al menos 24 jefes de Estado, y diez jefes de gobierno.
Entre los asistentes estarán el rey Felipe VI de España, los presidentes de EEUU, Barack Obama; México, Enrique Peña Nieto; Alemania, Joachim Gauck; Francia, Francois Hollande; el primer ministro de Italia, Mateo Renzi, y el gran duque Enrique, jefe de estado de Luxemburgo.
Asimismo acudirán los presidentes de Grecia, Suiza, Chipre, Malta, Ucrania, Rumanía, Bulgaria, Lituania, Letonia, Polonia, Eslovenia, Serbia, Croacia, Costa de Marfil y Togo, entre otros.
Por tamaño y jerarquía destacan las delegaciones de los aliados tradicionales de Israel -EEUU y Canadá-, aunque también la inmensa mayoría de los países europeos estarán representados como mínimo por sus ministros de Asuntos Exteriores.
Por regiones geográficas, México, Brasil, Panamá, Colombia y Chile son los únicos países de América Latina que han confirmado su participación, mientras que ocho países son de Asia y Oceanía.
Del mundo árabe, con el que Peres intentó mantener abiertos los canales de comunicación incluso en los peores momentos, destaca la presencia del presidente palestino, Mahmud Abás, al frente de una delegación de cuatro personas, y las delegaciones de más bajo nivel de Jordania, Marruecos y Egipto.
Según algunos comentaristas de la televisión israelí, ni siquiera los funerales por el primer ministro Isaac Rabin, tras su asesinato en 1995 por un extremista judío en medio de los acuerdos de paz de Oslo, consiguieron atraer tantos líderes internacionales a Israel.
A las delegaciones estatales se sumarán las de la UE, la OTAN, el Consejo de Europa y la UNESCO, también de alto nivel.
Una decena de delegaciones ya han llegado a Israel, en donde se han establecido unas extraordinarias medidas de seguridad.
Dichas medidas comportan, entre otras cosas, el cierre intermitente de la principal carretera que une Jerusalén y Tel Aviv, así como la de todos los accesos a la parte suroeste de la ciudad santa, donde se encuentra el cementerio.
"Se trata de una operación sin precedentes entre todas las que ha tenido que afrontar la unidad de protección del servicio secreto israelí" (Shin Bet), según indicó este en un comunicado en el que informa que ha completado ya el despliegue del operativo de seguridad.