El predicador islamista Fethullah Gülen, considerado por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como el instigador del fallido golpe de Estado del pasado día 15, rechazó esas acusaciones y pidió una comisión internacional que investigue los hechos.
Gülen señaló que "las probabilidades de obtener un proceso equitativo" en Turquía "son casi nulas" porque "desde octubre de 2014 el sistema judicial está bajo la tutela del poder".
El predicador recordó que desde el primer momento condenó el golpe, que su movimiento, Hizmet, no aspira a llegar al poder y que siempre se ha opuesto a la intervención de los militares en la vida política del país.
Aseguró que si algunos seguidores de su movimiento estuvieron implicados en la asonada son "traidores" que "han dañado la unidad y la integridad del país" y "deben ser castigados a las penas que merecen en el marco de un proceso equitativo".
Gülen acusó a Erdogan de haber aprovechado el intento de golpe de Estado para incrementar la represión de su movimiento, iniciada en 2013, y consideró sospechosa "la celeridad" con la que el presidente le designó como el instigador, "cuando todavía ningún detalle, ninguna motivación" habían sido aclaradas.
"Este intento de golpe de Estado es la ocasión del poder turco de probar todas las alegaciones dirigidas contra mí", señaló.
Acusó al presidente turco de llevar a cabo un "genocidio" contra los seguidores de su movimiento, cuyos bienes han sido confiscados, sus cuentas bancarias bloqueadas y sus pasaportes anulados, lo que constituye "un drama humanitario".
"Casi 90.000 personas han perdido su empleo, 21.000 profesores han visto como se les retiraba la autorización de enseñar", indicó.
El predicador aseguró haber sufrido "todos los golpes de Estado que Turquía ha conocido" y en cada caso fue absuelto por la justicia.
"En el pasado me acosaron los regímenes militares autoritarios y ahora lo hace un régimen civil autocrático", indicó.
Gülen, que recordó que en sus inicios sustentó al AKP de Erdogan pese a sus reservas con el islam político, señaló que el presidente ha acabado o domesticado a la prensa de oposición en Turquía, lo que ha permitido convencer a la población de que él está detrás del golpe.
Pero aseguró que esa asonada fue "la mayor catástrofe de la historia reciente" de Turquía, "el peor acto terrorista perpetrado en su territorio".
La reacción del pueblo, a su juicio, impidió el triunfo del golpe pero "no fue suficiente para poder hablar de una victoria de la democracia" porque "ni la dominación de la minoría, ni la de la mayoría, ni el autoritarismo electo representan la auténtica democracia".