El exdirector de la Policía Técnica Judicial (PTJ), Jaime Abad, se pronunció sobre el reciente memorándum de entendimiento firmado entre Panamá y Estados Unidos, el cual ha generado controversia entre sectores políticos y sociales que advierten sobre una posible instalación de bases militares extranjeras en el país, tras comunicados del presidente Donald Trump.
Desde 1990, Panamá y Estados Unidos han suscrito más de 20 memorandos de entendimiento bajo diferentes administraciones, desde Guillermo Endara hasta Ernesto Pérez Balladares. “Jamás esos memorándum han causado el revuelo como ahora”, subrayó.
Memorándum de entendimiento; Centros de entrenamiento, no bases militares
Abad fue enfático en diferenciar entre centros temporales de entrenamiento y bases militares permanentes. “Hay una gran diferencia”, explicó. “Las bases requieren una ley de la República para establecerse, mientras que los memorándum son acuerdos ejecutivos temporales.”
En ese sentido, defendió la posición del ministro Frank Ábrego, quien afirmó que no se establecerán bases militares en territorio panameño. “¿No le creen al ministro? No le creen, pero no es tanto que no le crean. Es que cada quien interpreta el texto a su manera”, dijo Abad, insistiendo en la necesidad de leer con atención el penúltimo párrafo del comunicado de la Cancillería, donde, según él, queda claro que se respeta la soberanía panameña.
“Los equipos y edificaciones serán propiedad de Panamá”
Uno de los puntos que Abad resaltó es que cualquier infraestructura, equipo o instalación que Estados Unidos establezca en Panamá bajo el memorándum, será de propiedad panameña. “Incluso cuando ellos vayan a mandar personal, necesitarán pedir permiso de antemano”, aseguró.
El exdirector de la PTJ también recordó su oposición a la compra de radares italianos en el pasado. “Si ya teníamos radares del primer mundo bajo un acuerdo con Estados Unidos, ¿para qué gastar dinero en radares italianos de menor calidad?”
Bases militares: ¿Disuasivo contra el crimen?
Abad también abordó el tema de seguridad, y sostuvo que durante la década posterior a la invasión estadounidense (1990-2000), los índices de criminalidad violenta en Panamá se mantuvieron dentro de parámetros normales.
“Cuando las bases se fueron, se incrementó la violencia. Soy un convencido de que esas bases, en su momento, fueron un disuasivo contra el crimen organizado, especialmente el narcotráfico”, indicó. Aunque aclaró que no está promoviendo el regreso de bases permanentes, sí cree que los centros de entrenamiento pueden tener un impacto positivo en la seguridad nacional.
¿Cuántos efectivos podrán ingresar?
Consultado sobre si Panamá debería establecer límites a la cantidad de personal estadounidense en su territorio, Abad afirmó que “eso vendrá en etapas posteriores de la negociación”. Explicó que el número de efectivos dependerá del tipo de entrenamiento u operativo, y que cada misión podría requerir diferentes niveles de presencia.
Infraestructura ya definida
Finalmente, Abad detalló los puntos donde se desarrollarían las actividades: la base de Cocolí, el aeropuerto de Panamá Pacífico (donde está el hangar del Senan) y un sitio en Cristóbal, Colón. “Todo está allí, ya marcado”, señaló.