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El Desafío de Construir Confianza en Panamá: Un Llamado al Cambio

La Cámara de Comercio de Panamá (CCIAP), detalló la importancia de atender a las expectativas de la ciudadanía para recuperar la confianza.

El 5 de mayo, la población de Panamá envió un mensaje contundente y claro: la sociedad está cansada de la política tradicional y de una administración pública opaca. Ante el reclamo por un cambio real y significativo, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) se hace presente en el cumplimiento de sus funciones.

Renovación en Panamá

Este cambio debe manifestarse a través de una verdadera separación de poderes y un gobierno basado en la transparencia, la ética y la rendición de cuentas. La Constitución Política de Panamá establece que los tres Órganos del Estado —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— deben colaborar de manera armónica, pero también deben mantener la independencia necesaria para un funcionamiento equilibrado del Estado.

La confianza en las instituciones se fortalecerá si los tres Órganos del Estado están dirigidos por personas honestas y responsables. Es crucial que tanto los funcionarios electos como los designados actúen en consonancia con las expectativas de la ciudadanía. La percepción de acuerdos oscuros en favor de intereses particulares contribuye al descontento y al escepticismo público.

Además del cambio en la conducta política, es necesario un fortalecimiento institucional que ordene el país y genere la confianza necesaria para atraer inversiones, tanto locales como extranjeras.

Perspectiva de la Cámara de Comercio

La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) ha recibido durante el primer mes de gobierno a empresarios internacionales interesados en conocer la situación actual del país y sus planes futuros. La expectativa es que estos interesados traduzcan su interés en inversiones concretas que generen empleo y dinamicen la economía.

Este sería entonces una etapa clave en el proceso para recuperar la confianza en el futuro de Panamá. Para lograrlo, es esencial dejar atrás las prácticas obsoletas y fomentar una cultura de balance de poderes, honestidad, transparencia y respeto. Solo así se podrá avanzar hacia un país más justo, equitativo y democrático.