Panamá acoge desde el lunes la 23.ª sesión del Comité de Examen de la Aplicación de la Convención (CRIC23), un encuentro clave de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). El evento reúne a delegaciones de todo el mundo para evaluar el progreso de los compromisos internacionales frente a la pérdida de tierras fértiles y el incremento de las sequías.
Según Fouad, la gestión sostenible de la tierra y las soluciones basadas en la naturaleza “no son solo una necesidad medioambiental, sino un imperativo para el desarrollo, la estabilidad y la paz”.
La exministra de Medio Ambiente de Egipto afirmó además que, en su experiencia al frente de la Convención, ha sido “testigo de cómo la tierra y el agua saludable son la base de la alimentación y la sociedad”.
Un escenario global crítico
La CRIC23 se desarrolla en un contexto que expertos califican de crítico. De acuerdo con datos de la CNULD:
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Dos tercios del planeta se han vuelto permanentemente más secos en los últimos 30 años.
En los dos años recientes se han registrado las sequías más extensas y dañinas de la historia.
Si no cambian las tendencias actuales, para 2050 podrían degradarse 16 millones de km² de tierra, casi el tamaño total de Suramérica.
Impacto en Panamá: el Canal y la falta de lluvias
En el caso de Panamá, la escasez de lluvias ya ha provocado reducciones temporales en el tránsito por el Canal, afectando rutas comerciales globales. Este fenómeno se ha convertido en una alerta internacional sobre la vulnerabilidad climática del país y la necesidad de fortalecer la resiliencia hídrica.
Evaluación del progreso y agenda hacia 2030
Fouad destacó que esta semana será crucial para “examinar el cumplimiento de los compromisos asumidos en la COP16 celebrada en Riad en 2024” y para definir la hoja de ruta de la Convención más allá de 2030.
La agenda del CRIC23 incluye sesiones sobre:
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Tenencia de la tierra como base para impulsar inversiones en ecosistemas saludables.
Incremento de tormentas de arena y polvo.
La segunda reunión del grupo de género, que analiza el impacto desproporcionado de la degradación del suelo sobre las mujeres.
Participación de jóvenes, pueblos indígenas y pequeños Estados insulares
El programa también contempla espacios de trabajo con jóvenes, pueblos indígenas, mujeres y comunidades locales, así como la presentación de informes sobre los retos que enfrentan los pequeños Estados insulares en desarrollo y los pastizales, dos de los ecosistemas más vulnerables ante la desertificación.




