Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de Residentes y Naturalizados de Panamá (ARENA), abordó las preocupaciones en torno a la reciente ampliación del memorando de entendimiento sobre asistencia y cooperación en temas migratorios, firmado el 1 de julio de 2024 entre la Cancillería panameña y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Según Rodríguez, persiste la incertidumbre sobre si Panamá será un punto de tránsito para migrantes, recibiéndolos para luego ser enviados a sus países de origen en vuelos financiados por EE. UU., o si el proceso incluirá migrantes que lleguen directamente a Panamá desde otros países.
Además, el presidente de ARENA explicó que el flujo de migrantes a través de la frontera del Darién ha disminuido considerablemente, lo que ha complicado la recepción de nuevos migrantes. Sin embargo, indicó que muchos extranjeros que han transitado por la región ya han mostrado interés en residir en Panamá, lo que genera más incertidumbre sobre cómo el país manejará este aumento potencial de migrantes.
Permisos de Permanencia Temporal (Parole) en EE. UU.
Rodríguez también expresó su preocupación sobre la situación de los migrantes venezolanos que se beneficiaron del "Permisos de Permanencia Temporal" (Parole), un permiso temporal de residencia en EE. UU., cuyo estatus está por vencerse. Según las estimaciones, alrededor de 600 mil personas se verán afectadas por la suspensión del Parole, y muchas de ellas podrían ser deportadas a Venezuela. Ante esta situación, Rodríguez cuestionó la viabilidad de que Panamá reciba a estas personas, especialmente si no se clarifica el proceso de gestión y traslado de migrantes, y si el país no tiene una infraestructura adecuada para hacerlo.
El presidente de ARENA concluyó que Panamá, por ahora, no tiene los recursos ni la estructura para manejar la migración proveniente de EE. UU. y advirtió que, sin una planificación adecuada, podría convertirse en el país más afectado por estas medidas.