El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, promulgó este lunes una ley que criminaliza a los migrantes que entren de manera irregular en este estado fronterizo con México y permite su detención, en un claro desafío al presidente demócrata Joe Biden.
Las autoridades locales tendrán la potestad de detener a los migrantes que carezcan de la documentación necesaria para entrar y los jueces, la de expulsarlos.
La normativa establece además "una pena mínima obligatoria de prisión de 10 años por tráfico de migrantes", añadió Abbott.
La semana pasada México la calificó de "medidas de corte político".
En Estados Unidos "la aplicación de las leyes migratorias, el control de la frontera y la negociación de acuerdos internacionales son facultades exclusivas del gobierno federal", recalcó entonces la secretaría de Relaciones Exteriores mexicana.
Es muy probable que la ley abra una larga batalla legal con el gobierno federal, que generalmente establece y aplica las leyes de inmigración, así como con organizaciones defensoras de los derechos humanos y civiles.
La crisis migratoria provoca fuertes tensiones entre los republicanos y los demócratas, sumidos actualmente en arduas negociaciones en el Congreso, donde los conservadores han supeditado el visto bueno a un paquete de ayuda a Ucrania a un endurecimiento de la política para frenar la migración.
El forcejeo político se tensa a medida que se acercan las presidenciales de noviembre.
El expresidente republicano Donald Trump, posible rival de Biden en estos comicios, declaró este fin de semana que los migrantes "envenenan la sangre" de Estados Unidos.
"Cierre temporal"
Tanto Abbott como Trump son partidarios de levantar un muro a lo largo de la frontera con México y de expulsar masivamente a los migrantes, muchos de ellos latinoamericanos que huyen de la violencia y la pobreza.
Los demócratas también llevan a cabo repatriaciones aceleradas para los migrantes que eluden las "vías legales" que han introducido para entrar a Estados Unidos.
Estas "vías legales" les obliga a pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil o a hacer los trámites en los países por los que pasan, por ejemplo acogiéndose a permisos humanitarios y de reunificación familiar.
Pese a estas medidas, solo en octubre las autoridades estadounidenses interceptaron 240.988 veces a migrantes en situación irregular en la frontera con México, según datos oficiales. Fueron más de dos millones en lo que va de año.
Esta afluencia llevó el fin de semana a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) a anunciar el cierre temporal a partir de este lunes de dos cruces ferroviarios fronterizos en Texas para destinar los agentes a "procesar de manera segura" a los migrantes.
La patrulla fronteriza afirma haber observado recientemente el "resurgimiento de organizaciones de tráfico de personas que transportan migrantes desde México en trenes de carga".
Un cierre temporal que obstaculiza el comercio entre los dos vecinos en vísperas de Navidad.