Cargando pesadas bolsas de lona, los nuevos reclutas en Taiwán descienden del autobús y se dirigen a una hilera de peluqueras para que les rapen el cabello y puedan iniciar el servicio militar obligatorio, que a partir de ahora volverá a ser de un año.
Esta prolongación se anunció en 2022 como parte de los planes de la presidenta saliente Tsai Ing-wen de reforzar las capacidades defensivas de esta isla de gobierno propio ante la creciente agresividad de China.
A pesar de que Taiwán dispone de gobierno, divisa y ejército propio, Pekín reivindica la isla como parte de su territorio y en años recientes ha incrementado la retórica de que la "unificación" es "inevitable".
China nunca ha renunciado al uso de la fuerza para intentar tomar el control de Taiwán y mantiene una presencia casi diaria alrededor de la isla.
Al recibir a los nuevos reclutas, Hong Hsin-chi, comandante del campo de entrenamiento básico, prometió ser "estricto, pero no severo". También contó que habían añadido "más cursos profesionales" al servicio como combate, entrenamiento de fuego rápido y primeros auxilios en combate.
Después de ocho semanas de entrenamiento, serán trasladados a las diferentes ramas del ejército.
La primera tanda de 670 reclutas (todos hombres entre 18 y 19 años) se debían presentar en tres centros de entrenamiento por todo Taiwán.
"Este es mi deber"
La edad de reclutamiento en esta isla es de 18 años, con prórrogas para quienes cursan educación superior. Cuando cumplen 36 años, todos los hombres deben haber servido en el ejército.
El servicio obligatorio solía ser muy impopular en Taiwán y su anterior gobierno lo había reducido de un año a cuatro meses con el propósito de crear una fuerza principalmente voluntaria.
Pero los sondeos en años recientes mostraron un respaldo cada vez mayor a un servicio más prolongado, al mismo tiempo que China era más explícita en sus reivindicaciones sobre Taiwán.
Cuando Tsai restableció el año de servicio obligatorio en diciembre de 2022, explicó que solo afectaría a hombres nacidos a partir del 1 de enero de 2005. Aseguró que era "una decisión extremadamente difícil (...) para garantizar el estilo de vida democrático de nuestras futuras generaciones".
El anuncio tuvo lugar meses después de que Pekín desplegara sus mayores maniobras militares alrededor de Taiwán en respuesta a la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taipéi, Nancy Pelosi.
Desde entonces, China despliega aviones y buques de guerra alrededor de la isla casi a diario, en tácticas "grises" que los expertos aseguran que se encuentran en el linde de un acto abierto de guerra.
En el campo de Taichung, los jóvenes fueron enviados en primer lugar a una hilera de soldados en chaquetas blancas que tomaban notas de las pruebas físicas: ponerse en cuclillas, extender y levantar los brazos.
Después se sentaron en fila, con la mirada fija hacia delante mientras unas mujeres les afeitaban la cabeza.
"Acepto de buen grado el cambio de política de nuestro país para extender (el servicio) a un año", dijo el nuevo recluta Yin Hsin-shi, ya luciendo el uniforme. "Como ciudadano de la República de China, Taiwán, este es mi deber".
Aunque admitió estar "un poco nervioso" cuando recibió el aviso de reclutamiento, Yin asegura estar tranquilo ya una vez en el campo. "Mis superiores e instructores no son tan aterradores como dicen", aseguró.