Familiares de 10 mineros que están atrapados desde el miércoles pasado tras el colapso de un precario yacimiento de carbón en México se aferran este viernes a la esperanza de que siguen vivos, pero también reclaman por sus riesgosas condiciones laborales.
Mireles y otros familiares han acompañado sin pausa las arduas y apuradas labores para liberar a los obreros. Aguardan en las cercanías del socavón, de unos 60 metros de profundidad, que colapsó repentinamente al ser inundado por tres pozos conectados con la galería. Las autoridades trabajan para reducir los niveles de agua en la mina para permitir la entrada de los rescatistas.
Camiones de la eléctrica estatal iluminan la zona de la mina, donde 234 rescatistas del gobierno trabajan a contrarreloj para liberar a los mineros. El ronroneo de las potentes bombas que extraen el agua acompaña el ajetreo de rescatistas y familiares.
La mina se ubica unos 1.130 km al norte de Ciudad de México, en la llamada región carbonífera de Coahuila. Tras el colapso, cinco mineros lograron salir y fueron trasladados a un hospital, de los cuales dos fueron dados de alta.
La mina accidentada tiene tres pozos interconectados por donde se extrae el carbón, según un diagrama que presentó el ejército. El accidente ocurrió cuando al excavar, los trabajadores se toparon con un área contigua llena de agua que al derrumbarse provocó una inundación.