El Senado de México aprobó un proyecto de ley para eliminar el horario de verano, poniendo fin al cambio de hora que se realiza dos veces al año.
El Senado aprobó la medida por 59 votos contra 25 con 12 abstenciones, Los que se opusieron a la medida dijeron que menos horas de luz durante la tarde afectaría las oportunidades para que niños y adultos hagan ejercicio.
El proyecto, ya aprobado por la cámara baja, pasa ahora al despacho del presidente Andrés Manuel López Obrador para que sancione la ley.
La norma regiría a partir del domingo, cuando México se dispone a retrasar los relojes por última vez, para continuar así permanentemente en el horario de invierno.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, había dicho anteriormente que México debería regresar al “reloj de Dios”, el horario de invierno, y que adelantar o retrasar el reloj perjudica la salud de la gente.
Bajo la nueva ley, oscurecería una hora antes en las tardes de invierno.
Los economistas sostienen que si bien el ahorro de energía es mínimo, el regreso al horario de invierno podría afectar los mercados financieros de México al quedar tan retrasados con respecto a los mercados estadounidenses del este.
Restaurantes y otros negocios acostumbrados a seguir abiertos hasta más tarde tendrían que cerrar antes, dado que muchos mexicanos tratan de evitar las calles nocturnas debido al auge de la delincuencia.
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Debate en otros países
Xóchitl Gálvez Ruiz, senadora del partido opositor Acción Nacional (PAN), dijo que este dictamen va en contra de lo que ocurre en el mundo en esta materia, pues a nivel internacional el horario que se elimina es el de invierno, pues el horario de verano reduce la obesidad infantil, “porque tienes más horas de luz donde las mujeres y los niños pueden estar en el parque”. También señaló que disminuye la violencia y la incidencia delictiva.
México no es el único país en el mundo donde se debate si debería existir o no el cambio de horario.
En la Unión Europea (UE) es una polémica que llega dos veces al año con cada ajuste de reloj pues los países miembros no logran ponerse de acuerdo sobre su implementación, a pesar de que en 2018 el Parlamento Europeo votó a favor de terminar con esta práctica.