El presidente Nicolás Maduro afirmó el miércoles que son muchos los gestos de la administración de Joe Biden para aliviar las sanciones que pesan sobre Venezuela, pero no bastan para sanar las heridas sufridas por la economía y la población venezolana como consecuencia de las restricciones estadounidenses.
Se mantiene firme en exigir el levantamiento de todas sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa para presionarlo a dejar el poder.
El Departamento del Tesoro anunció el 26 de noviembre su decisión de ampliar la licencia de las operaciones de Chevron después de años de sanciones que han reducido drásticamente los ingresos por la producción y venta de petróleo y gas a las arcas del gobierno de Maduro.
Más allá de la actividad petrolera, el alivio de las sanciones buscaba alentar la reanudación de las negociaciones el gobierno de Maduro y la oposición venezolana liderada por Juan Guaidó y respaldada por Washington, que retomaron el 26 de noviembre en México los diálogos suspendidos desde octubre del año pasado.
El nuevo contrato con Chevron, que se firmará próximamente, “será muy positivo para ambas partes”, acotó Maduro, pese a que la licencia aprobada por Washington contempla que las ganancias de la venta de crudo se destinarían a pagar la deuda que mantiene con la petrolera estadounidense, en lugar proporcionar ganancias a la estatal venezolana Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA).
Reprochó la decisión del entonces presidente Donald Trump de sacar a Venezuela del circuito del mercado internacional petrolero. Fue “una mala idea”.
Como muestra, apuntó, las consecuencias del conflicto armado en Ucrania, cuando varios países, entre ellos Estados Unidos, remitieron delegados que volvieron a colocar al país sudamericano en el mapa energético.
Los gobiernos occidentales han impuesto una serie de sanciones a Moscú, particularmente a su poderosa industria del petróleo y gas, en un esfuerzo por limitar las ganancias de la venta de hidrocarburos que financian el presupuesto de Rusia, sus fuerzas armadas y la invasión de Ucrania.
Con las sanciones, “ellos que creían que nos íbamos a rendir, ellos creían que iban a colapsar a Venezuela. Hoy podemos decir, vamos al renacimiento”, enfatizó.
Estados Unidos, entre otras decenas de países, reconocieron a Guaidó como presidente interino después de que se proclamara como tal cuando fungía como jefe de la Asamblea Nacional (2016-2021), argumentando que Maduro fue reelecto en 2018 en comicios fraudulentos.
El apoyo internacional a Guaidó, uno de sus principales activos, ha disminuido significativamente con el paso del tiempo.