"No demonizaré a los migrantes", prometió este jueves el presidente demócrata estadounidense Joe Biden durante su discurso del estado de la Unión ante el Congreso, en el que arremetió contra la retórica antiinmigrante de su rival Donald Trump.
La crisis migratoria es un tema candente de la campaña para las presidenciales de noviembre, que disputarán probablemente Biden, de 81 años, y Trump, de 77.
En sus mítines el republicano promete "la deportación más grande en la historia" de Estados Unidos si vuelve a la Casa Blanca. Los migrantes "están matando a nuestro país, están matando a nuestra gente" y "envenenan la sangre del país", repite hasta la saciedad.
En su discurso anual ante el Congreso, el demócrata intentó diferenciarse de él en todos los frentes, incluido el migratorio.
Le acusó de dedicarse al politiqueo y de "presionar a los congresistas" republicanos para que bloqueen un proyecto de ley bipartidista que Biden considera esencial y sus adversarios demasiado laxo.
"Luchar" o "arreglarlo"
Biden llamó a la Cámara de Representantes, bajo control de los republicanos, a aprobar este proyecto de ley que permite restringir el flujo de migrantes en la frontera con México, favorece las expulsiones aceleradas y endurece el estándar de las llamadas entrevistas de miedo creíble para solicitar asilo.
El demócrata recordó que, al contrario de Trump, su primer día en el cargo presentó un proyecto de ley "integral" para arreglar el sistema migratorio, pero el Congreso lo bloqueó.
Precisamente muchos latinos están decepcionados con él por no haber podido cumplir su promesa de conceder la ciudadanía a millones de personas que viven ilegalmente en Estados Unidos desde hace años, incluidos los soñadores, como se conoce a los jóvenes que llegaron al país de niños.
Unas horas antes del discurso sobre el estado de la Unión, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes adoptó un proyecto de ley que prevé el arresto de cualquier migrante condenado por robo.
Joven asesinada
Este texto recibió el nombre de "Laken Riley Act", en honor a una estudiante asesinada en febrero por un migrante venezolano en situación ilegal, según la policía, y que se convirtió para los conservadores en un símbolo de lo que Trump llama "crimen migrante".
"A sus padres les digo: mi corazón está con ustedes", afirmó, pero añadió que el número de migrantes que llegan puede bajar si se cambia "la dinámica en la frontera".
Los migrantes pagan a los traficantes de personas unos 8.000 dólares para cruzar la frontera porque saben que si lo consiguen "pasarán de seis a ocho años antes de una audiencia y vale la pena arriesgarse", explicó.
Como era de esperar en un año electoral, sus adversarios discrepan.
"En la frontera vemos el desastre que Biden ha causado" porque "dejó de hacer cumplir las leyes y ahora los carteles y muchos criminales entran a nuestro país", sostuvo, en la línea de las acusaciones de los conservadores que acusan a los demócratas de haber permitido que el país fuera "invadido" por migrantes en la frontera con México.