Las elecciones que renovarán las instituciones de la Unión Europea llegaron este sábado a Italia, un verdadero 'peso pesado' de la UE y donde la derecha se moviliza para dejar su marca.
Malta y Letonia también votan este sábado. La presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, emitió su voto a primera hora.
El domingo, la última jornada, votarán la mayoría de los países del bloque, incluyendo a España, Francia y Alemania.
Las elecciones europeas arrancaron el jueves con el voto en Países Bajos, donde una alianza de verdes y la centroizquierda superó por una diferencia mínima al ultraderechista Partido por la Victoria (PVV).
En Eslovaquia, los electores parecen haber cerrado filas detrás del partido de centroizquierda Smer-SD del primer ministro, Robert Fico, quien sufrió un atentado el 15 de mayo.
Fico votó este sábado desde el hospital donde se recupera del ataque, según un mensaje que publicó en su página de Facebook, en el que incluyó una foto en la que aparece de pie con ayuda de una muleta, depositando una papeleta en una urna.
En Dinamarca, otro de los países que irán a las urnas el domingo, la primera ministra Mette Frederiksen fue agredida físicamente por un hombre en una plaza de la capital, Copenhague.
Este sábado, la atención la acaparará Italia, donde el partido posfascista de la primera ministra Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, se perfila para desempeñar un papel central.
Las proyecciones sobre el papel de Meloni y su formación son tan optimistas que la presidenta de la Comisión Europea y aspirante a un nuevo mandato, Ursula von der Leyen, no esconde su interés en una alianza.
Por el momento, Meloni no ha adelantado cuál será su postura, e insiste en que su objetivo y el de su partido es hacer que las formaciones europeas de izquierda queden relegadas a la oposición.
Meloni mantiene la cuestión migratoria en el centro de su discurso, un asunto que los partidos de la derecha lograron imponer como fundamental en estos comicios.
Los sondeos pronostican un marcado crecimiento de los partidos de extrema derecha, que podría hacerse con un cuarto de los escaños en el Parlamento Europeo, una perspectiva que arroja un manto de incertidumbre sobre el equilibrio político de los próximos cinco años.
Ese porcentaje resulta insuficiente para formar una mayoría, pero convertiría a esa tendencia en un interlocutor insoslayable para alcanzar acuerdos de fondo.