El exmandatario Evo Morales emplazó el lunes al presidente Luis Arce a destituir a ministros "corruptos y narcos" en 24 horas "si quiere seguir gobernando", al cierre de un masiva marcha de siete días contra la gestión de su exaliado.
Durante toda la movilización se registraron al menos 36 heridos en los choques a palos, piedras y explosivos entre ambos bandos.
El líder indígena lanzó seguidamente un ultimátum a Arce, con quien se disputa la nominación presidencial del oficialismo de cara a las elecciones de 2025, pese a que esta inhabilitado por la justicia para ser candidato.
"Y si Lucho quiere seguir gobernando, primero, en 24 horas que cambie a ministros narcos, a ministros corruptos, a ministro drogos [drogadictos], que cambie a los ministros racistas", advirtió sin mencionar a ninguno en particular.
El domingo, en un mensaje televisado, Arce le advirtió a Morales que no le daría el "gusto de una guerra civil", tras los enfrentamientos de la última semana.
Al término de la marcha, estallaron esporádicos choques que dejaron al menos dos heridos, según balance de la estatal Defensoría del Pueblo.
"24 horas para resolver"
Ante el posible avance de la protesta hasta la sede del gobierno, en el centro de La Paz, la policía bloqueó desde temprano todos los accesos.
Seguidores de Arce se concentraron en los alrededores. "Venimos a defender la democracia para que cumpla su mandato el hermano presidente. No queremos que sea perjudicado", dijo a la AFP Lourdes Calizaya, dirigente del Consejo de las Federaciones Campesinas de los Yungas.
Este mismo lunes Morales anunció su regreso a la región cocalera del Chapare, su fortín político, no sin antes lanzar una advertencia adicional.
El gobierno tiene "24 horas" para solucionar la escasez de combustible. Si no "resuelve van a seguir las movilizaciones", enfatizó.
Al caer la noche, sus partidarios se dispersaron pero no anunciaron si seguirán en La Paz.
Bolivia, un país rico en gas y recursos de litio -el mineral clave en la transición hacia energías limpias-, enfrenta desde el año pasado escasez de combustible y de dólares.
Ante la caída de la ventas de gas al exterior, asociada al declive de la producción por falta de inversión en la industria, el país redujo las importaciones del combustible que distribuye a precio subsidiado.
Arce ha echado mano de las reservas internacionales para mantener los subsidios, lo que a su vez ha desencadenado en una falta de dólares y la devaluación del peso boliviano.
Pero el trasfondo de la crisis es la pelea por el poder entre Morales y Arce.
El influyente líder indígena ha acusado a su exministro de aliarse con los poderes Judicial y Electoral para impedirle competir de nuevo por la presidencia en 2025.
El ala gubernamental del Movimiento Al Socialismo apoya la reelección de Arce, quien de momento no ha dicho si se presentará a los comicios.
Interrupción constitucional
"Esta movilización no tiene como fin una reivindicación social, su objetivo primordial es interrumpir el actual mandato constitucional", afirmó la canciller Celinda Sosa en cartas públicas enviadas a la la comunidad internacional.
Según la jefa de la diplomacia boliviana, Morales pretende que se "viabilice" una nueva candidatura suya a la presidencia, "a pesar de que la Constitución Política del Estado no lo permite".
A finales del año pasado, un alto tribunal falló en contra de las aspiraciones de Morales, alegando que la Constitución boliviana solo permite la reelección inmediata por una sola vez.
Sin embargo, el expresidente sostiene que está habilitado para postularse de nuevo ya que pasó un período presidencial después de que dejó el poder.