La frontera entre Estados Unidos y México (EEUU-México) estaba relativamente tranquila y había pocas señales del caos que se temía tras la oleada de migrantes ansiosos por cruzar a territorio estadounidense antes del fin de las restricciones relacionadas con la pandemia del coronavirus.
Los migrantes que se encontraban a lo largo de la frontera seguían adentrándose en el río Bravo (o Grande) para tratar de ingresar en Estados Unidos mientras desafiaban a los agentes que desde el otro lado les gritaban que se regresaran. Otros trataban de acceder desde sus teléfonos celulares a la aplicación de citas, un proceso crucial del nuevo sistema. Los migrantes con cita cruzaron por un puente con la esperanza de una nueva vida. Adicionalmente, por medio de demandas legales, se buscaba frenar al menos algunas de las medidas.
El gobierno de Biden ha aseverado que el nuevo sistema está diseñado para acotar los cruces no autorizados y ofrecer una nueva vía legal para los inmigrantes que pagan miles de dólares a los traficantes de personas para que los lleven a Estados Unidos.
Ahora, Estados Unidos prácticamente prohíbe a los inmigrantes solicitar asilo en el país si no lo tramitaron antes en línea o si no buscaron protección primero en los países por los que viajaron. Las familias a las que se les permita ingresar conforme avanzan sus casos migratorios serán sometidas a toques de queda y monitoreo por GPS.
En Ciudad Juárez, México, muchos migrantes miraban sus celulares con la esperanza de obtener una codiciada cita para poder entrar en Estados Unidos. La app para registrarse cambió, por lo que algunos explicaban a otros cómo usarla. La mayoría se resignaba a esperar.
EEUU advierte que seguirá expulsando a migrantes tras fin de medidas sanitarias
Los grupos activistas demandaron al gobierno de Estados Unidos por sus nuevas reglas de asilo minutos antes de que entraran en vigor. Su demanda alega que la política del gobierno federal no es diferente a la adoptada por Trump, la cual fue rechazada por el mismo tribunal.
El gobierno de Biden indica que su regla es diferente y argumenta que no es una prohibición absoluta, sino que impone un mayor estándar a las pruebas presentadas para obtener asilo y que combina restricciones con otras vías legales recién creadas.
La directora política nacional de la ACLU, Maribel Hernández Rivera, dijo que muchos de los nuevos pasos exigidos no eran realistas.
“El asilo no es algo que programes cuando estás huyendo para salvar tu vida”, afirmó.