La mayoría de los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos (EE.UU) parecían inclinados el lunes a bloquear una ley de Texas que representa el mayor golpe al derecho al aborto en el país en casi 50 años.
Dos jueces conservadores designados por el expresidente Donald Trump, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, también parecían dispuestos, después de dos horas de argumentos orales, a votar para congelar la nueva normativa, que, de manera novedosa, delega la aplicación de la ley a los ciudadanos comunes.
"Parece que seis jueces son escépticos del sistema de justicieros creado por Texas", tuiteó durante la audiencia Neal Katyal, quien fue fiscal general adjunto durante el gobierno del expresidente Barack Obama.
La ley aprobada en mayo por los legisladores republicanos de Texas prohíbe el aborto tan pronto como se perciban los latidos del corazón del embrión, o sea, en torno a las seis semanas de embarazo, cuando la mayoría de las mujeres no saben que aún están embarazadas. La prohibición rige incluso en caso de incesto o violación.
Una docena de otros estados han adoptado leyes similares, pero todas han sido declaradas inválidas en los tribunales porque violan la jurisprudencia de la Corte Suprema de EE.UU. Ésta reconoció en 1973 el derecho de las mujeres a tener un aborto y especificó en 1992 que se aplica siempre que el feto no sea viable fuera del útero, es decir, alrededor de las 22 semanas de embarazo.
- "Bono por denunciar" -
Texas, un verdadero laboratorio de las ideas más conservadoras, ha ideado sin embargo un nuevo dispositivo que complica la intervención de la justicia federal.
La ley texana confía a los ciudadanos "exclusivamente" la tarea de hacer cumplir esta prohibición, alentándolos a emprender acciones civiles contra las personas y organizaciones que ayudan a las mujeres a tener abortos más allá de las seis semanas.