Un niño ruso de tres años que se perdió en la taiga siberiana sobrevivió tres días, a pesar de que las temperaturas nocturnas ya son gélidas, y se recuperaba este viernes en el hospital, informaron las autoridades de Tuva (sur).
El niño salió de casa, donde lo cuidaba su abuela, mientras jugaba con los perros de su familia. La región está infestada de lobos y osos.
"Los doctores dicen que se está recuperando y que su estado es satisfactorio" declaró a la AFP Dolaana Salchak, una portavoz de las autoridades regionales. "Come, y a pesar del frío, no se enfermó" añadió.
Cholban Kara-ool, el presidente de la república siberiana de Tuva, explicó que el niño fue hallado tras haber respondido a los llamados de su tío, que rastreaba la zona con los rescatistas.
El menor "explicó que se había comido todo el chocolate que tenía en el bolsillo y que así se relajó. Luego encontró un lugar seco, bajo un árbol, y ahí durmió".
La región de Tuba es fronteriza con Mongolia, en el sur de Siberia, y tiene una importante población de lobos y osos, que ha aumentado desde que se abandonaron los programas de caza en los años 1990.
Aunque las temperaturas son suaves durante el día en esta época del año, en la noche pueden llegar a -5ºC.
La aventura de Tserin Dopchut no es un caso único. En 2014 fue hallado un niño de cuatro años tras haber sobrevivido once días en un bosque del norte de Rusia, alimentándose únicamente de frutas del bosque.