El Tribunal de apelaciones de Italia considera que robar comida en pequeñas cantidades, cuando se tiene hambre, no es un crimen, y absolvió a un mendigo que había sustraído queso y salchichas por un valor de 4 euros.
Condenado a seis meses de prisión y a una multa de 100 euros, la fiscalía decidió apelar ante la corte de Casación debido a que se trató de un intento de robo y no un robo, ya que el indigente no salió del supermercado, por lo que debería tener una condena más leve.
"Las condiciones del acusado y las circunstancias en las que se apropió de los alimentos demuestran que tomó la comida para satisfacer sus necesidades inmediatas (...) y por lo tanto actuó por necesidad", explicó el tribunal.
"El derecho a la sobrevivencia prevalece sobre el derecho de propiedad", explicó en un editorial el diario La Stampa.
Por su parte el diario Il Corriere della Sera analizó con ironía la situación de la justicia en Italia, donde un intento de robo de 4,07 euros tuvo que pasar tres niveles de justicia -primera instancia, apelación y casación- con todo el gasto que constituye, para poner fin al caso de un mendicante.