En una ciudad usualmente afectada por altos niveles de contaminación, un artista holandés ha ideado una solución algo excéntrica: una estructura de metal de 7 metros de alto que aspira esmog y expulsa aire limpio.
" Eso no es ruido", aseveró Roosegaarde, parado junto a la torre. " Es el lindo sonido de aire limpio soplando hacia ti".
Hay pocos recursos más preciados en Beijing que el aire limpio, particularmente en el invierno cuando aumenta la contaminación, pues las plantas eléctricas alimentadas por carbón funcionan a su máxima capacidad. Los niveles de polvo y partículas nocivas en el aire de Beijing están entre los peores del mundo.
Según las autoridades, la contaminación ha generado niveles excepcionalmente altos de cáncer de pulmón. Y en días particularmente graves, las escuelas prohíben a los niños salir al patio y las personas andan en la calle con máscaras típicas de hospitales u obras de construcción.
Roosegaarde, cuyos proyectos tratan de vincular a la gente con la naturaleza y las fuentes de energía, tuvo la idea de la torre cuando visitó Beijing hace tres años, y apenas podía ver por la ventana debido a la espesa contaminación.
" No podía siquiera ver a la calle de al lado", expresó, " y eso me cambió la vida".
En su estudio en Holanda, Roosegaarde y un equipo de diseñadores empezó a trabajar en un proyecto que respondería al problema de contaminación de Beijing y que animaría a la gente a combatirlo, de cualquier manera posible. Recaudaron más de 120.000 dólares por internet vendiendo anillos metálicos con un cubo transparente, y adentro partículas del smog.
La torre comenzó a funcionar en Beijing una semana antes de su develación pública. Será expuesta en otras ciudades de China, incluyendo Hebei en el centro del país y Shenzhen en el sur.
Roosegaarde desea construir más de esas torres, quizás con ayuda financiera del gobierno chino que ha dicho que el combate a la contaminación es una de sus máximas prioridades.