Tras la visita del Secretario General de la (ONU), Antonio Guterres a Ucrania, la Organización de Naciones Unidas (ONU), logró la evacuación de un primer grupo de cerca de 100 civiles del complejo siderúrgico de Azovstal, un reducto asediado en el puerto ucraniano de Mariúpol (sur). El presidente Volodimir Zelenski, anunció que 100 personas habían sido rescatadas, mientras que Rusia habló de 80. "Comenzó la evacuación de civiles de Azovstal. El primer grupo de unas 100 personas ya está en camino a un área controlada por Ucrania. Mañana nos reuniremos con ellos en Zaporiyia", dijo en su cuenta de Twitter refiriéndose a una ciudad a unos 200 kilómetros al noroeste.
En paralelo, el Ministerio ruso de Defensa afirmó que 80 civiles habían dejado este sitio industrial y fueron conducidos hacia territorios del este controlados por los rusos.
"Ochenta civiles, incluidos mujeres y menores (...) fueron socorridos", anunció el Ministerio ruso en un comunicado, en el que afirmó que "aquellos que deseaban partir hacia zonas controladas por el régimen de Kiev, fueron entregados a los representantes de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja".
El Ministerio de Defensa publicó un video de las evacuaciones en el que se veía a los civiles llegando en autobús a la ciudad de Bezimenne, a medio camino entre la frontera rusa y Mariúpol, donde son recibidos por los enviados de la ONU y el CICR bajo la vigilancia de los soldados rusos.
No está claro de dónde viene la diferencia de evacuados entre una y otra fuente, pero el Ministerio ruso de Defensa ya anunció el sábado que habían salido de Azovstal cerca de 50 civiles.
En un mensaje de Telegram de Andriy Yermak, responsable del gabinete presidencial ucraniano, afirmó que era solo "el primer paso". "La evacuación de civiles de la ciudad de Mariúpol, y en particular desde la planta metalúrgica de Azovstal, comenzó hoy", escribió Yermak, en una operación que incluyó "más de 100 mujeres, menores y personas mayores".
El área industrial de Azovstal, de unos 11 kilómetros cuadrados, es el último reducto de resistencia ucraniana en la ciudad portuaria de Mariúpol, que ahora está controlada por Rusia.
Las condiciones de vida en la red de túneles bajo la fábrica de acero, fueron descritas como atroces. Hasta ahora los esfuerzos de evacuación anteriores habían fracasado.