Miles de personas protestaron nuevamente en Panamá para exigir al gobierno medidas contra la inflación y la corrupción, pese al anuncio del presidente panameño, Laurentino Cortizo, de bajar el precio de los combustibles y algunos alimentos. Las protestas se prolongan por dos semanas y han sido convocadas por sindicatos y organizaciones gremiales y que han reiterado, que continuarán. Ocurren en distintas localidades del país, con cierre de algunas de las vías principales para el tránsito de vehículos.
Muchos llevaban banderas panameñas y portaban pancartas con mensajes como "la corrupción desfalcó mi nación", "queremos gobernantes honestos" o "dónde está la plata", en medio de cánticos al ritmo de cacerolas e instrumentos musicales.
"La situación en Panamá está invivible", agregó por su parte la estudiante Janireth Domínguez. En los últimos días también se han incrementado las críticas por los altos sueldos de autoridades y los gastos de los parlamentarios.
En La Chorrera, localidad contigua a la capital panameña, los manifestantes protestaron en la vía Interamericana, una ruta central que une Panamá con el resto de Centroamérica.
También se reportaron numerosas protestas en las provincias centrales de Coclé y Los Santos, y en las occidentales de Veraguas y Chiriquí, fronteriza con Costa Rica. En estas dos últimas el tráfico fue interrumpido en varios tramos de la vía Interamericana.
El ministro de Seguridad, Juan Pino, hizo este martes un "llamado a la cordura" para que "prevalezca la paz social" sobre "cualquier diferencia".
Las protestas se produjeron pese a que el lunes Cortizo anunció una reducción del precio del combustible.
El mandatario informó que el precio del galón (3,78 litros) de gasolina pasará a costar para todos los usuarios 3,95 dólares a partir del viernes, frente a los 5,17 dólares actuales.
Además, el gobierno panameño congelará el precio de una decena de productos de la canasta básica y se comprometió a tomar una serie de medidas para reducir los gastos de los funcionarios y recortar en un 10% la plantilla de trabajadores públicos.
Sin embargo, los sindicatos exigen que el precio del galón baje hasta los 3 dólares y que haya una reducción generalizada de los precios de alimentos, productos de higiene y medicamentos.
Las manifestaciones han despertado el temor de gobierno y empresarios a una caída en el comercio y la productividad económica, así como efectos en el turismo.