En el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Anastasio Stephens, representante de la Federación Nacional, explicó cómo la evolución del término y las políticas actuales han impulsado una mayor comprensión sobre la funcionalidad, los derechos y la participación plena en Panamá.
Recordó que la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Panamá en 2007, estableció lineamientos clave para garantizar accesibilidad, igualdad de oportunidades y participación plena en todos los ámbitos. Estos compromisos llevaron a que las leyes nacionales se actualizaran, fortaleciendo la protección de derechos y ajustando el marco normativo a estándares internacionales.
Asimismo, indicó que aún existe confusión entre términos, lo que evidencia la importancia de continuar educando sobre el uso correcto del lenguaje y su impacto en la percepción social. Para Stephens, adoptar el término adecuado es una forma de reconocer la identidad y el valor de la persona dentro de la comunidad.
Inclusión y participación en la vida cotidiana
El representante señaló que la inclusión no se limita a normativas, sino que se manifiesta en la vida diaria. Para él, convivir con personas con discapacidad permite comprender sus competencias y eliminar prejuicios. Expuso que la tecnología ha sido un aliado clave para mejorar la autonomía de esta población, especialmente en movilización, lectura de etiquetas, desplazamientos urbanos y comunicación.
También destacó que la sociedad panameña ha dado pasos importantes desde la década de 1990, cuando el tema comenzó a visibilizarse de manera más formal. Hoy, existen más instituciones, organizaciones y espacios que promueven la participación plena, aunque persisten brechas en accesibilidad, infraestructura y educación.
Stephens subrayó la necesidad de fortalecer la sensibilización en edades tempranas. Afirmó que las percepciones se construyen desde la infancia y que, si se educa correctamente, es posible borrar estigmas históricos.
“ Los límites están en la mente; la discapacidad no impide la funcionalidad, solo nos lleva a hacer las cosas de manera diferente”, expresó al hacer un llamado a derribar barreras actitudinales.
Accesibilidad universal y participación plena
La accesibilidad, según explicó, debe entenderse como un beneficio colectivo. Las adecuaciones arquitectónicas, tecnológicas y comunicacionales no solo permiten la integración de personas con discapacidad, sino que favorecen a adultos mayores, personas con lesiones temporales, mujeres embarazadas y cualquier ciudadano que requiera apoyo adicional en algún momento.
Señaló que Panamá ha avanzado con la instalación de rampas, semáforos sonoros y señalética adaptada, pero aún existe un camino importante por recorrer. Instituciones públicas y privadas necesitan reforzar esfuerzos para que los entornos realmente garanticen igualdad de condiciones y acceso sin obstáculos.
Retos en empleo y estigmas persistentes en Panamá
El empleo sigue siendo el ámbito donde se concentra el mayor nivel de exclusión. Aunque existe normativa que promueve la contratación de personas con discapacidad, su cumplimiento no siempre se refleja en la práctica. Stephens indicó que muchos profesionales calificados siguen enfrentando prejuicios, lo que se traduce en subempleo o en salarios que no corresponden con su nivel de preparación.
Agregó que existen áreas laborales donde la exclusión es más evidente, especialmente para personas con discapacidad visual o psicosocial, quienes a menudo deben recurrir a emprendimientos informales o pequeños negocios para generar ingresos. Para la Federación, el fortalecimiento de políticas laborales, el cumplimiento de cuotas y la sensibilización empresarial son pasos indispensables para avanzar hacia una verdadera inclusión en el mercado laboral.



