La Asamblea General de la ONU eligió este jueves a Panamá como miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el bienio 2025-2026. La candidatura panameña, que reemplazará a la de Ecuador y llegaba sin oposición en el grupo de Latinoamérica y el Caribe, recibió el apoyo de 183 de los 193 Estados miembros de Naciones Unidas.
Dinamarca obtuvo 184 votos a favor; Grecia, 182; Somalia, 179 y Pakistán recibió 182 en esta votación que se lleva a cabo por sufragio secreto.
Estos países, que también acudían sin objeciones de sus respectivos bloques regionales, han sido todos en algún momento miembro del Consejo, principalmente Pakistán, con una larga experiencia.
En esta ocasión, se renovaban con al menos una mayoría de dos tercios en la Asamblea General- los sitios que dejaban vacantes Ecuador, Mozambique, Japón, Malta y Suiza.
Panamá reemplazará a Ecuador
Así, Panamá reemplazará a Ecuador, que termina su mandato al final de este año, y se sentará por sexta vez en la historia en el máximo órgano de decisión de la ONU.
El país centroamericano, que es miembro fundador de Naciones Unidas, volverá al Consejo de Seguridad por primera vez desde el período 2007-2008. Antes de eso, había ocupado un escaño en los bienios de 1958-1959, 1972-1973, 1976-1977 y 1982-1983.
Por su parte, su homólogo en Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen, también se pronunció desde la sede de Naciones Unidas recalcando que les "complace asumir la responsabilidad global de contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales".
Países que tienen todavía un año más de mandato
Los países que tienen todavía un año más de mandato son Guyana, Sierra Leona, Argelia, Corea y Eslovenia.
Junto a las diez plazas rotatorias, el Consejo de Seguridad está siempre integrado por cinco miembros permanentes, que además tienen poder de veto: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido.
Tanto el derecho de veto como el reparto de puestos con sobrerrepresentación de Europa, que tiene cinco asientos en total- son cada vez más cuestionados, pero cualquier proyecto de reforma del Consejo, sea sobre su composición o su funcionamiento, se ha tropezado con la negativa de los cinco miembros permanentes, que se niegan a perder su privilegio.
En los últimos años, el derecho de veto -y su uso por parte de Rusia en el caso de la guerra de Ucrania y por parte de Estados Unidos en la guerra de Gaza- ha convertido al Consejo de Seguridad en un organismo casi inoperante, pues las resoluciones se vetan o no llegan a cumplirse.