El colapso operativo del Puerto Caldera en Puntarenas, Costa Rica, ha llevado a numerosos buques con carga navideña a desviar sus rutas hacia los puertos de Panamá, destacando el papel del país como centro logístico clave en la región.
Ante la crisis, los importadores costarricenses han optado por trasladar sus productos vía terrestre a través de Paso Canoas, en Chiriquí. Este método implica un costo adicional de entre $1,000 y $1,500 por contenedor, pero resulta esencial para atender la creciente demanda comercial durante las festividades de fin de año.
Proceso de licitación internacional
Mientras tanto, el gobierno de Costa Rica anunció la apertura de un proceso de licitación internacional para seleccionar una nueva operadora del Puerto Caldera a partir de 2026, cuando expira el contrato con la actual administradora, la Sociedad Portuaria de Caldera (SPC). No obstante, se estima que la terminal requiere una inversión inmediata de $30 millones para mejoras a corto plazo, en paralelo al proyecto de construcción de una nueva terminal en Puntarenas.
La situación resalta la importancia de contar con infraestructura portuaria eficiente en la región y consolida a Panamá como un actor estratégico en momentos de crisis logística.