En medio de promesas rotas, incertidumbre institucional, más de 60 jóvenes panameños, exfinalistas del Concurso Nacional de Oratoria, alzan la voz para exigir algo que ya se habían ganado: el acceso a una educación superior financiada por el Estado. Gianna Vento y Hilary Ospina, dos de las jóvenes más destacadas del certamen, compartieron su frustración por la falta de respuesta del IFARHU y la ausencia de pago de las becas. "Nos encontramos en el limbo", repitieron con impotencia.
La situación se agravó tras el cambio de gobierno, cuando muchos de los contratos y apoyos quedaron sin refrendarse. “Se aprobó un paquete de $55 millones de dólares que incluye auxilios económicos, pero no contempla a quienes quedamos en medio de la transición. Somos 60 estudiantes atrapados en una promesa incumplida”, explicaron.
¿Por qué a algunos sí y a otros no?
La indignación crece al contrastar sus casos con los privilegios de otros. “Es doloroso ver cómo se otorgan recursos a hijos de diputados mientras nosotros llevamos más de un año tocando puertas sin respuesta”, dice Vento. La falta de transparencia y la arbitrariedad en los procesos han sido constantes. Una lista de cinco universidades nacionales y una extranjera fue presentada por el IFARHU a un grupo limitado de estudiantes, sin considerar si las carreras deseadas estaban disponibles.
“No me permiten estudiar dirección de cine, aunque esté en la lista de carreras de la USMA. Dicen que no es prioritaria para el país”, lamenta Ospino, quien ha trabajado durante el último año en producciones locales para costear su formación. Vento, por su parte, decidió rendirse momentáneamente: “Me rendí. Me inscribí en la Universidad de Panamá a estudiar Periodismo porque no veía otra salida. Pero sigo soñando con fundar una institución de arte para transformar la vida de los jóvenes”.
Una lucha por dignidad y justicia
Las jóvenes enfatizan que no buscan privilegios, sino justicia. “Esto no es solo por nosotras. Representamos a decenas de jóvenes talentosos que dedicaron años a prepararse, que ganaron en buena lid, y ahora no tienen acceso a lo que se les prometió”, concluyeron.
Hoy, a pesar del dolor, siguen luchando. Enviaron cartas formales, buscaron reuniones, pidieron explicaciones. Solo esperan una respuesta directa y justa. “No queremos discursos, queremos acciones. Queremos estudiar. Nos lo ganamos”.