Las bebidas dulces y los alimentos ultraprocesados serán más costosos a partir de este miércoles en Colombia con la entrada en vigor de un impuesto que busca reducir la obesidad en un país con una fuerte industria azucarera. El gravamen, aprobado por el Congreso a finales de 2022 y ratificado por la Corte Constitucional en octubre tras una serie de demandas, será de un 10% en 2023, en 2024 subirá a un 15% y a partir de 2025, a un 20%.
Productos altos en sodio y grasas trans, como embutidos, chocolates y cereales inflados, están contemplados en la medida, así como bebidas azucaradas cuyo consumo puede causar obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares, como refrescos, zumos procesados y bebidas energizantes.
Luego de su aprobación en el Congreso, como parte de una reforma tributaria que promovió Petro, el llamado "impuesto saludable" fue blanco de demandas por parte de empresarios de la industria de la caña, que tiene unos 286.000 trabajadores en Colombia, según su propia asociación.
Pero la Corte Constitucional resolvió este año que el impuesto "no transgrede los principios de igualdad, libertad económica o libre competencia".
En 2015, el 56% de adultos colombianos entre 18 y 64 años tenían "exceso de peso", según cifras oficiales.
En niños y adolescentes pasó de un 4,1% en 1990 a un 11,9% en 2016, de acuerdo con la misma fuente.
La oficina de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó en 2022 que "en los últimos 20 años la obesidad ha aumentado de forma acelerada y continua en América Latina y el Caribe", pasando de un 16,6% en mayores de edad en 2000 a un 24,2% en 2016.